Cuento
Sin recursos energéticos ni alimento con el que subsistir unas cuantas horas más, ¿cuál es el grotesco final que me tienereservado el destino, encerrada como estoy en una capsula estelar de salvamento, a punto de agotar las reservas oxígeno y mi cordura pendiendo de unhilo?; por eso he decidido dejar constancia de mi existencia en esta grabación.
Mi nombre es Abigail Stubbler, directora de operaciones espaciales enel vacío de la estación estelar ubicada a cincuenta millones de kilómetros de la estrella más cercana a esta nave. Una enana roja acompañada por dosgigantes gaseosos.
El único motivo por el que he decidido poner fin a mi vida, es la certeza de que esta nave a la deriva tardaría aún un año enllegar a la base Calipso. No expondré más motivos salvo este, pues creo que resultaría redundante. Mis datos y credenciales están debidamenteguardados en la placa madre de mi casco.
Os preguntareis por qué no he tomado la capsula roja de emergencia. Mis razones son puramente religiosas. Hace dosaños adopté la religión de los nativos Pelthalas. Al igual que ellos, creo en la continuidad de la existencia sobre el engañoso vacío del tejidoespacio-tiempo. Observaré el cosmos tras el cristal una última vez. Me despediré de mis seres queridos y abriré la compuerta de ensamblaje. No busquéismi cuerpo. Al igual que los Pelthalas, es mi deseo formar parte del vacío.
Castellanos, Ignacio. “La llamada del vacío”,
en Cortos Relatos, 2014.
Regístrate para leer el documento completo.