Cuento

VANESSA ZULETA QUINTERO



Cuento propio






Asesor
Marco Fidel Vega Seña











FUNDACIÓN UNIVERSITARIA LUIS AMIGÓ
FACULTAD DE COMUNICACIÓN SOCIAL
MEDELLÍN
2014



Disparos de silencio

Las gotas de sudor le recorrían sus mejillas y su cuerpo reposaba sobre esa superficie áspera y gélida mientras se retorcía de dolor. Las manos del médico se hallaban entre sus piernas. De repente secongeló el tiempo mientras ella se fundía con el sonido más tranquilizante que una madre puede escuchar. Un llanto ensordecedor invadió el lugar.
-Es una niña dijo el médico Arthur.
-Muy bien. Por favor entréguesela a la enfermera y proceda a retirarse respondió el palabrero Joseph.
Arthur admiraba la valentía de Maria Elena y sabía muy bien que sería la última vez que la vería. Pero haber tenido lafortuna de ayudar a esa criaturita a salir del vientre de su madre lo marcaría de por vida. Joseph se acercó a Maria Elena que yacía en la camilla un poco desorientada, aunque con una sensación de plenitud que la invadía, sabía que el sacrificio que había hecho por su hija valía su vida y la de su esposo John. En ese instante lo tenía muy presente pero no recordaba los momentos felices que habíanvivido juntos; sino que revivía en su cabeza el sonido de las cinco balas que atravesaron su espalda en ese día infernal. Sintió los pasos de Joseph que se dirigían hacia ella y por sus oídos penetró el sonido de un disparo que la sacó de este mundo por completo.
Juana era el nombre que el médico, cuando registró a la pequeña, le había asignado. No era solo un nombre, era una marca. Esta valerosamujercita había nacido quince años atrás y por su mente pasaban muchos pensamientos. Cargaba con el peso que generaba el contador de palabras sobre su cuello. Contador de palabras era uno de tantos eufemismos que usaban los palabreros para referirse a una cadena que detallaba el número de frases que estaban permitidas para los silenciosos.
Hacía ya incontables años que los palabreros habíantomado el poder sobre el mundo y creyéndose sus dueños lo habían dividido en dos. Los silenciosos eran los encargados de trabajar y trabajar para sustentar la ostentosa vida de sus gobernantes. No recibían ninguna clase de dinero o de lujos por su labor sino que recibían algo aún más valioso: palabras. Los palabreros eran los que dedicaban su vida a pensar en la construcción de un mundo mejor. Lacantidad de trabajo que realizaban los silenciosos era directamente proporcional a la cantidad de palabras que podían pronunciar. Los silenciosos no vivían en peores condiciones que los palabreros; era un mundo justo donde las leyes eran incorruptibles y contaban con las mejores tecnologías y comodidades, no obstante lo único que no poseían eran la misma cantidad de palabras que sus gobernantes.
Juanadesde muy pequeña tenía el hábito de aguantar la respiración porque cuando lo hacía, aunque se sentía un poco cercana a la muerte, podía evocar el recuerdo de dos seres que nunca conoció pero que le daban fuerzas y sus pensamientos se hacían cada vez más potentes. Le preocupaba enormemente que las demás personas con las que vivía fueran felices con la vida que llevaban. Sabía que era la única quepodía pensar porque el aire que respiraban ponía su mente en blanco y cuando esto sucedía no había preocupaciones ni disidencias en ella. Pero a Juana le gustaba pensar aunque fuera una pérdida de tiempo. Por esta razón, incontables veces había caído inconsciente a causa los choques eléctricos que recibía al querer comunicar sus ideas. Cuando lo hacía su contador de palabras cambiaba los númerospor la palabra “censurado” haciéndola volver a la normalidad donde todos se comunicaban para lo necesario y el resto del tiempo se hundían en sus pantallas.
Acababa de cumplir sus quince años y sabía que la ceremonia de honor estaría muy cerca. Es el momento perfecto para hacerlo pensó. Lo practicaba diariamente y quería que su descubrimiento abriera la mente de los demás silenciosos. Todas las...