Cuento


La lluvia como tristeza y alegría de los santos.
Pilar Rivas

Hoy, en esta tarde oscura, lluviosa y algo miedosa por los relámpagos, me acuerdo de aquella niña; ¡Alicia! –sí, ese era su nombre-¡Cómo olvidarlo!... Vivíamos en un bello pueblo, alejado de la ciudad, en donde se aprecian los mejores olores de este mundo; la conocí una tarde de Agosto, cuando llegó a mi biblioteca con sustiernas mejillas rojas y su respiración agitada, debido al radiante sol que esa tarde calentaba. En ese tiempo tan sólo era una pequeña niña, diría yo, de unos 8 a 9 años; una edad en la que quierensaberlo todo.
-¡Buenas tardes, señor! ¿Será que me puedes hacer un favor?
-Me dijo, acercándose hacia la mesa donde me encontraba.
-¡Buenas tardes, niña hermosa!, ¿en qué te puedo ayudar?, le respondímientras miraba cómo de su frente se deslizaban dos pequeñas gotas de sudor.
-He venido a que usted me preste un libro, pero que hable de la lluvia.
-¿De la lluvia? Le pregunté, algo sorprendido.-¡Sí, señor, de la lluvia! me repitió; me levanté de la silla pensando en qué libro le serviría, le entregué dos que trataban del tema, los cogió con gusto y mirándolos con mucha curiosidad se sentó sinquitarles la mirada, mientras tanto yo pensaba en qué hacia una niña de esa edad leyendo sobre la lluvia. ¿Qué era lo que verdaderamente quería saber? O si solamente era una tarea.
Luego de unlargo tiempo se levantó con los libros en la mano y me los entregó con una cara de decepción, que me preocupó.
– ¡Qué te pasó! ¿No encontraste el tema?, le pregunté.
-Sí, pero… no era lo que yo queríasaber; me respondió un poco desanimada. Me quedé pensativo mientras le recibía los libros, pero ella me preguntó:
- ¿Tú sí sabes porque es que llueve? Me quedé callado, pensando cómo responderle yella contestó a mi silencio.
-¡Yo lo sé!-. Mi cara de asombro fue mucho más grande y la curiosidad por saber a qué se refería aquella pequeña me obligó a soltar los libros, sentarme y darle a...