cuento
Aquella navidad Valentina se encontró con una enorme montaña de regalos. Tantos, que dos días después aúnseguía abriéndolos. Valentina estaba feliz, gritaba a los vientos lo mucho que quería a Santa Claus, y hasta le escribió varias cartas de agradecimiento. Luego comenzó a jugar con sus regalos. Eran tanalucinantes que no pudo esperar a salir a la calle para mostrárselos a los demás niños… Pero, una vez en la calle, ninguno de los niños mostró interés por aquellos juguetes. Ni siquiera cuando éstales ofreció probar los mejores y más modernos aparatos.
- Vaya- pensó el niñosupongo que me he quedado sin amigos. Bueno, qué más da, sigo teniendo mis juguetes.
Y Julio volvió a su casa. Durantealgunas semanas disfrutó de un juguete nuevo cada día, y la emoción que sentía al estrenar un juguete todas las mañanas le hizo olvidar su falta de amigos. Pero no había pasado ni un mes cuando susjuguetes comenzaron a resultarle aburridos. Siempre hacían lo mismo, y la única forma de cambiar los juegos era inventándose nuevos mundos y aventuras, como hacía habitualmente con sus amigos. Sin embargo,hacerlo solo no tenía mucha gracia.
Entonces empezó a echar de menos a sus amigos. Se daba cuenta de que cuando estaba con sus amigos, siempre se les ocurrían nuevas ideas y formas de adaptar sus...
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