Cuento

LOS MISTERIOS AL AMANECER
Nuevamente terminaba una parte de su gran madrugada… ¿Divertida?, ¡para nada! Su respuesta era un rotundo “no” pero, si era sincero consigo mismo, podría afirmar que estaba acostumbrado a esos “trágicos” sucesos. Se recargó en un poste localizado en la esquina más oscura de la fría calle, evitando ser visto por alguna persona. Posteriormente encendió un cigarrillo paraintentar olvidar lo que había pasado hace media hora atrás junto con ese dolor de cabeza muy insoportable que sentía en esos momentos. Observó atento la zona, no distinguía ningún alma por ese lugar ¡aunque claro! ¿Cómo pudo olvidarlo?, lanzó la colilla de cigarro al suelo, avanzando de regreso a su trabajo esperando por una nueva persona para que hicieran con el cómo quisieran.
Al entrar, loprimero que vio fue a su jefe parado en una de las puertas del burdel, el joven bufó molesto pero a la vez ya con la idea de lo que pasaría de nuevo; Kaleb estiró su brazo para que su jefe, el señor Donovan, le inyectara un líquido espeso y además muy doloroso.
— ¡Te conviene que lo hagas bien! —Exclamó el señor Donovan con un tono muy serio, observando a Kaleb de arriba hacia abajo como si loinspeccionara. —Nos conviene… —Cambió el tono de su voz cuando terminó de inyectar aquella sustancia, dejando en libertad al más joven.
Por su cuenta, Kaleb solo atinaba a asentir, logrando sacar un grave suspiro de sus labios. Antes de abrir la puerta que daba hacia su próximo cliente, desabrochó los primeros cuatro botones de su camisa, dejando expuesta su piel caucásica, cerró sus ojos con fuerzasintiendo como gotas de sudor muy frías que caían de su cabello negro y largo como la noche despejada, que antes observaba. Abrió la puerta despacio mirando con dificultad a su alrededor, Kaleb sentía como se le nublaba la vista sin poder ver con claridad a la persona que había pagado por él. De igual manera entró a la habitación caminando con dificultad hacia donde estaba la cama, esbozó una gransonrisa dejando expuesta su dentadura “encantadora”; abrió sus piernas cerrando sus ojos un momento debido a que las emociones le hacían sentir un éxtasis no tan conocido, no obstante al abrirlos nuevamente todo había cambiado de una forma repentina.
— ¿Dónde rayos estoy? —Se cuestionó Kaleb a sí mismo llevando su vista a una pared muy grande color vino, con una puerta color café casi hecha a laperfección. Sin más, Kaleb pasó de esa puerta hacia el exterior encontrándose con cosas no muy conocidas, un cielo muy azul, con un pasto verde, donde yacía un frondoso árbol con cigarrillos colgando de él.—Esto… ¿es en serio? —Se preguntó estupefacto, tocando casi con miedo uno de ellos. —No soy un maldito loco. —Aseguró antes de ir por la vereda muy tranquila y un tanto confuso, encontrando aquelmundo de paz que él realmente necesitaba.
Todo era muy fresco, el cielo realmente azul y el piso con mucho moho, una sonrisa ciertamente sincera salió de sus labios, caminando más hacia dentro de aquel lugar un cofre color marrón, este no podía abrirse, pero lo que sí pudo tomar fue una hoja de papel ya casi degradada donde venían escritas y dibujadas las instrucciones para poder salir de ahí,sin embargo la duda era ¿realmente Kaleb deseaba salir de ese mundo?, tiró una fuerte carcajada debido a esa absurda pregunta, prosiguiendo con su lectura. Aunque tardó unos cuantos minutos en hacerlo, logró entender bien las misteriosas incógnitas estando convencido de las dos fases por las que debía pasar. Kaleb se adelantó en busca del famoso reloj de cinco manecillas, entrecerrando sus ojossintiéndose un total desquiciado, no obstante se regresó por donde había venido, topándose de nuevo con el árbol de los cigarrillos. Kaleb fue hacia la flor de narciso que estaba allí, la cual, según el escrito, le daría una llave para obtener el reloj, sin embargo, para que esta se la diera, tendría que contarle algo íntimo, más bien un secreto personal.

—Así que algo privado, eh. —Le dijo Kaleb a...