CUENTO
Era una tarde lluviosa en el no tan conocido parque de aquella pequeña ciudad de España, la lluvia dejaba de arreciar conforme el Sol empezaba a salir, mientras que en el cielo se formaba un hermoso arco iris con sus distinguidos colores, había pequeños charquitos de agua que mostraban el reflejo del mismo, a lo lejos se escuchaba el cantar de los pájaros, se veía avarias personas salir de sus casas para continuar el día, en fin, después de la lluvia se avecinaba un hermoso día para el joven Mario.
La vida de Mario no volvió a ser la misma desde aquel día; Mario Rodríguez era un joven español de 16 años, con la mentalidad de un anciano de más de 60 años, sabía tanto sobre la vida y sobre qué se necesitaba para salir adelante. No le importaba lo que pensaranlos demás, sólo le importaba lo que él consideraba importante.
Ese día, decidió salir a dar un paseo al parque en su vieja bicicleta que no parecía tan vieja por el color azul celeste que tenía. Mario odiaba el color azul, pero la conservaba por ser un regalo de su abuelo que había fallecido tiempo atrás. En el transcurso del viaje se tomaba el tiempo para prestar atención a todo lo que lorodeaba; escuchaba el dulce canto de unos pájaros que volaban por encima de él, veía como unos niños corrían de la mano y se dejaban caer sobre el suave césped, pero de un momento a otro vio a un chica que jamás había visto por el vecindario; estaba sentada en una de las bancas del parque, se encontraba leyendo uno de los libros favoritos de Mario, El Psicoanalista de John Katzenbach. Mario sin darsecuenta, perdió el control de la bicicleta y terminó en el suelo en un abrir y cerrar de ojos. Esto captó la atención de la chica sorprendiéndola de ver a Mario en el suelo; ésta se paró y le tendió la mano a Mario para ayudarlo a levantarse. Mario se puso de pie y le agradeció pero no pudo decirle nada más, no podía, estaba hipnotizado por la belleza de la chica, y vaya que tenía razón: era unchica de no más de 15 años, de un cabello dorado que podía confundirse con el mismísimo oro, tenía unos ojos grandes de color verde realmente hermosos, unas orejas pequeñas y una nariz un poco respingada. Era en sí una chica muy bella.
Ninguno de los dos dijo nada, parecía que con la mirada se podían decir todo pero realmente no era así, los dos parecían bastante tímidos. Cuando Mario estabadispuesto a comenzar a hablarle la chica se limitó a decir que tenía que irse. Mario no tuvo más remedio que aceptarlo y volvió a tomar su bicicleta y se puso en marcha rumbo a su casa.
Mario seguía pensando en aquella chica por todo el camino, cuando llegó a su casa se encerró en su habitación y volvía a pensar en ella. No podía creerse lo que le había sucedido ese día, no sabía si volvería a ver ensu vida a esa chica, a la vez se sentía como un idiota por no haberle preguntado su nombre o su número de teléfono antes de marcharse. Mario no era un chico de sentimientos abiertos, era muy cerrado y nunca se había interesado por alguien, hasta el día de hoy. Es increíble como alguien puede hacerte cambiar tan repentinamente.
Comenzó a dar vueltas por toda su habitación y a golpear las paredescomo un niño pequeño que se sentía atrapado en algún lugar del que quería salir. No podía resignarse a que jamás volvería a ver a esa chica, no podía creer que la había perdido sin siquiera tenerla, porque en realidad ese es un problema, ¿cómo alguien puede creer que perdió algo si en realidad nunca lo ha tenido?, eso era lo que en ese momento sentía Mario, un verdadero problema. Trato deolvidarlo todo pero no podía, había algo en esa chica, no era sólo su belleza, sino que había algo más que no podía dejar en paz la mente de Mario.
Mario decidió volver al parque ese mismo día a buscar a la chica, volvió a tomar su bicicleta y se puso en marcha. La buscó por horas en todo el parque, pero no lograba encontrarla así que decidió darse por vencido y resignarse. Fue hacia la banca donde se...
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