Cuento

Díaz Olivares María Fernanda 5°F T/M

Mi ángel

Desde que de mi mejor amigo había desaparecido, yo sólo deseaba saber dónde estaba.
Recuerdo la última noche en la que hablamos. Como todos los Domingos, por teléfono, pero ésta vez, fueron varios minutos más. Además de esa extensión, nada me pareció fuera de lugar. Nos quejamos de la tarea de biología y nos consultábamos los puntos que nohabíamos hecho; nunca completábamos las 80 consignas semanales. La Sra. Clarks nos quería esclavos de su materia. 
Hablamos, también, de que yo me sentía con una gripe horrible y no sabía si asistiría el día siguiente a la escuela. 
Él dijo que debía hacerlo, era el único día en donde compartíamos todas las clases. Eso significaba: Comer galletas de avena con chocolate y almendras, jugar al tutti-frutti,burlarse. Sí. Debo decirlo. Nos burlábamos del más concentrado cuando se quejaba del bullicio que nosotros ocasionábamos. Nos burlábamos de él, o de mí, cuando la profesora preguntaba de qué hablaba y no sabíamos qué decir.
Recuerdo cuando hizo que me riera, tan alto, que me sacaron del aula. Yo estaba llorando de risa y nada cambió. Yo seguía riéndome, fuerte e ininterrumpidamente; se oía hastaadentro, según él. Gracias al cielo, no me llevaron a la sala de detención.
Finalmente, asistí el lunes. Fue cuando mi vida tomó ese giro inesperado. 
Ya casi eran las 8:15 am, y él no estaba allí, a mi lado. Debíamos entrar a Química y yo estaba esperándolo en la puerta de la clase, con Cait. 
Decidimos ir a buscarlo, a pesar de la hora y lo encontramos como yo no hubiera deseado hacerlo; fue mimayor baja emocional.
Él y esa rubia pegada a su casillero, con la lengua en su garganta, hizo que mi mundo se viniera abajo.
Sin dudar, tomé a mi amiga del brazo y caminé hacia afuera del establecimiento educativo.
Claro que no estaba celosa. ¿Por qué Cait insistía con eso?
Mi otra mitad, se ausentó en cada clase por una, dos semanas, dos meses. Y yo, también estaba ausente, a pesar de estarpresente. 

Sólo pude hablar con él una vez antes de que su teléfono comenzara a dirigirme directamente al buzón de voz: Dijo que no podía hablar. Que no estaba molesto, pero que no lo llamara ya. Lo próximo que oí, fue el pitido de mi teléfono, cuando colgó.
Nadie sabía nada sobre él. Su familia ya no se encontraba en casa. Muchos decían que habían muerto. 
Se lo había tragado la tierra. O esarubia. 
Yo era su mejor amiga... ¿O no? ¿Por qué no quería decirme dónde había ido? ¿Por qué no regresaba? ¿Por qué nadie preguntaba por él, ya?
Simon, mi amigo albino de padres italianos, más conocido como ''Simona'' -para los idiotas- pedía, casi rogando, que consiguiera una cita para el baile de primavera. Me presionó diciendo, que, si no lo hacía, se vería obligado a ir conmigo y no iba a poderinvitar al amor de su vida, Cameron. Yo no quería asistir con mi amigo gay, arruinando su baile soñado.
Yo no quería asistir, y punto. Pero nadie parecía entenderlo.

-¿Terapia, mamá? ¿Hablas en serio? 

Sí, lo hacía. Y fui.

En la tercera, y última sesión, mi doctor, pelirrojo y de barba estilo ''Mutton Chops1'', dijo, en un tono exigente, que debía superar a mi mejor amigo.
-El estar enamorada no esnada malo, pero el estar obsesiva, no te va a llevar a ningún lado.''
¡Qué gran tonto! Yo no estaba enamorada de Connor



Un mes más tarde, después de buscar su posible paradero en todos los sitios que cruzaron mi mente y no encontrar, ni siquiera, una mínima pista, decidí arrancar de mi cuarto, cada foto de nosotros. No iba a permitir que sus ojos atentos y dulces, me vieran cada mañana allevantarme, cada noche al ir a dormir, y, así arruinara mi último año de preparatoria.
¡Lo odiaba! Me había mentido cada vez que me decía que me quería, que era la única en la que podía confiar. 
Mi pared quedó desnuda, en su color crema, una vez que había medio-terminado mi tarea, capturando todos nuestros momentos y encerrándolos en una bolsa de residuos, color negra. 
Me desgarré el alma,...