cuentos cortos venezolanos

Selección de Cuentos
(autores venezolanos contemporáneos)


1. De rodillas
Federico Vegas
Amores y castigo (1997)

Siempre estoy pensando en los asuntos de mi hermano, ya va siendo una costumbre con más manías que beneficios. Pocos meses antes de casarse conoció a Norma y varios de esos capítulos se solaparon con su matrimonio. Él decía que junto a ella los descubrimientos eranconstantes y abismales; cada novedad lo hacía sentirse más feliz de su aprendizaje, más asombrado de su previa ignorancia y más seguro de lo poco que iba a durar aquella historia de amor. Yo no lograba descifrar la razón de su alegre falta de fe; hoy sé que es su marca de fábrica. Siendo un hombre práctico, él basa sus mecanismos de defensa en un elemental principio: si una mujer lo hace más feliz de loque nunca había imaginado, puede también hacerlo más infeliz de lo que se siente capaz de manejar.
Al principio yo no entendía por qué le gustaba tanto esa mujer; no me parecía tan bonita, tenía demasiados silencios. Ahora sé que hacía falta sumergirse en su juego para comprenderla, y a mí me estaba prohibido acercarme demasiado. Recuerdo la primera vez que presentí sus poderes. Salimos juntoslo tres y él se bajó del carro a comprar unas botellas de vino. Yo estaba con los brazos y la barbilla apoyados en el respaldar del asiento. Ella volteó; no hizo nada más que mirarme en la oscuridad, dejar sus ojos en los míos, y sentí en los labios ese corrientazo que une el miedo al deseo. Cuando mi hermano entró en el carro con las bolsas me acurruqué en un extremo de mi asiento, como si noshubiera descubierto besándonos, como si algo se hubiera derramado en los asientos y se desbordara por las puertas hasta el asfalto.
Cuando andaba con ellos yo siempre estaba alerta, en guardia. Mi hermano, en cambio, manejaba esa cara de fastidio que hace a la mujer enamorada más insegura y atenta; su indiferencia crónica a las periferias le daba algo de importante intensidad. La vez quealmorzamos en el Urrutia entró un medio socio de mi hermano, se acercó a la mesa y dijo agarrando a Norma por los hombros:
¡Qué maravilla esto que nos une!
Y miró a mi hermano sonriente, con cariño, con una mezcolanza de franqueza y complicidad. El tipo además inició en voz alta un discurso que tendría bien ensayado:
Caracas es demasiado valle, demasiada montaña, demasiado cóncava. Es una paelleradonde las pasiones se quedan rebotando en ondas con ángulos que nadie conoce. Caracas es la ciudad de los reencuentros, de las coincidencias, de las casualidades. Uno inventa un chisme y se hace cierto en dos rebotadas. Uno cree que algo termina y resulta que la novia del amigo del hermano del socio tiene algo con alguien que termina siendo uno mismo.
Según esta teoría de billar geográfico, larepresentante que aquel oligofrénico color langostino tenía entre las manos era una experta en el arte del rebote y el piquete al revés. El tipo siguió con alusiones a la feminidad:
¡Este valle hermoso, frondoso –y le agarraba a Norma el cabello- siempre será mejor que todos nosotros!
Luego recitó algo de Pérez Bonalde, le quitó las manos de encima a Norma con una última acariciada de dedo conbucle y se sentó para hacer su resumen práctico:
La única solución es llenar esta ciudad de árboles que tapen nuestros fracasos. Los médicos tapan sus errores con tierra, los arquitectos con hiedra. Caracas tiene que aceptar que nunca será mejor que su naturaleza.
El tipo se fue tan tranquilo después de beberse media botella de nuestro Torre Sol. Yo estaba dispuesto a pararme y escupir la tinta delos calamares a aquel mojón de la oratoria que seguí haciendo señas con las cejas desde su mesa; pero mi hermano me dijo tranquilo:
Todo ese cuento de los árboles es porque está pujando un contrato para sembrarle unas palmeras al Centro Simón Bolívar. Los arquitectos cuando se meten a contratistas son una ladilla.
El contratismo es el tema más importante en esta nueva etapa de la vida de mi...