CUENTOS CORTOS
Había una vez un abuelo huraño y una abuela cariñosa. Tenían dos gallinas gordas, la una blanca y la otra colorada.
Un día, la gallina colorada puso un huevo de oro. La gallina blanca saltó del susto, cacareó y cacareó... Los abuelos brincaron de alegría. Cada uno quiso guardarse el huevo. Mientras discutían, un travieso ratón pasó corriendo y se lo robó. El abuelo se enojó,la gallina cacareó:
-¡Cocorocó! ¡Cocorocó! ¡No te enojes abuelo, no llores abuela! ¡Pondré otro huevo!- ¡Así lo hizo!... pero fue un huevo normal.
LA RATITA BLANCA
El Hada soberana de las cumbres invito un día a todas las hadas de las nieves a una fiesta en su palacio. Todas acudieron envueltas en sus capas de armiño y guiando sus carrozas de escarcha. Pero una de ellas, Alba, aloír llorar a unos niños que vivían en una solitaria cabaña, se detuvo en el camino.
El hada entro en la pobre casa y encendió la chimenea. Los niños, calentándose junto a las llamas, le contaron que sus padres hablan ido a trabajar a la ciudad y mientras tanto, se morían de frío y miedo.
-Me quedare con vosotros hasta el regreso de vuestros padres -prometió ella.
Y así lo hizo; a la horade marchar, nerviosa por el castigo que podía imponerle su soberana por la tardanza, olvido la varita mágica en el interior de la cabaña. El Hada de las cumbres contemplo con enojo a Alba.
Cómo? , No solo te presentas tarde, sino que además lo haces sin tu varita? ¡Mereces un buen castigo!
Las demás hadas defendían a su compañera en desgracia.
-Ya sé que Alba tiene cierta disculpa. Hafaltado, sí, pero por su buen corazón, el castigo no será eterno. Solo durara cien años, durante los cuales vagara por el mundo convertida en ratita blanca.
Amiguitos, si veis por casualidad a una ratita muy linda y de blancura deslumbrante, sabed que es Alba, nuestra hadita, que todavía no ha cumplido su castigo...
LA GATA ENCANTADA
Erase un príncipe muy admirado en su reino. Todaslas jóvenes casaderas deseaban tenerle por esposo. Pero él no se fijaba en ninguna y pasaba su tiempo jugando con Zapaquilda, una preciosa gatita, junto a las llamas del hogar.
Un día, dijo en voz alta:
Eres tan cariñosa y adorable que, si fueras mujer, me casaría contigo.
En el mismo instante apareció en la estancia el Hada de los Imposibles, que dijo:
Príncipe tus deseos se hancumplido
El joven, deslumbrado, descubrió junto a el a Zapaquilda, convertida en una bellísima muchacha.
Al día siguiente se celebraban las bodas y todos los nobles y pobres del reino que acudieron al banquete se extasiaron ante la hermosa y dulce novia. Pero, de pronto, vieron a la joven lanzarse sobre un ratoncillo que zigzagueaba por el salón y zampárselo en cuanto lo hubo atrapado.
El príncipe empezó entonces a llamar al Hada de los Imposibles para que convirtiera a su esposa en la gatita que había sido. Pero el Hada no acudió, y nadie nos ha contado si tuvo que pasarse la vida contemplando como su esposa daba cuenta de todos los ratones de palacio.
EL MUÑECO DE NIEVE
Había dejado de nevar y los niños, ansiosos de libertad, salieron de casa y empezaron acorretear por la blanca y mullida alfombra recién formada.
La hija del herrero, tomando puñados de nieve con sus manitas hábiles, se entregó a la tarea de moldearla.
Haré un muñeco como el hermanito que hubiera deseado tener se dijo.
Le salió un niñito precioso, redondo, con ojos de carbón y un botón rojo por boca. La pequeña estaba entusiasmada con su obra y convirtió al muñeco en suinseparable compañero durante los tristes días de aquel invierno. Le hablaba, le mimaba...
Pero pronto los días empezaron a ser más largos y los rayos de sol más cálidos... El muñeco se fundió sin dejar más rastro de su existencia que un charquito con dos carbones y un botón rojo. La niña lloro con desconsuelo.
Un viejecito, que buscaba en el sol tibieza para su invierno, le dijo...
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