Cuentos de Moyano
Daniel Moyano
Cuentos
trapo, cuyas alas caían sobre su frente como el
ruedo de un vestido; pero tampoco podían
imaginarlo de otro modo porque un buen traje
y un buen sombrero eran muy poco para el
poder fabuloso que otorgaba el hecho de
trabajar en la fábrica. De manera que Ceballos
era un hombre invisible queexistía sin
embargo y que allá lejos dominaba el mundo a
su antojo.
Nadie hablaba de la fuga que se
preparaba, pero todos habían decidido partir
secretamente, ganar la delantera por si fallaba
algo. Temía cada uno para sí que la fábrica no
pudiese albergar a tantos, de modo que casi
nunca hablaban del asunto, y si lo hacían jamás
mencionaban la posibilidad de partir. Pero,
reunido el dinero para elpasaje, salían
subrepticiamente. Bastaba tener el dinero para
el viaje solamente, porque sin duda todo lo
demás quedaba a cargo de la fábrica.
Una mañana, en el apeadero
ferroviario, que estaba a poco menos de un
kilómetro del pueblo, Alcántara esperaba
impaciente la llegada del tren. Al fin partiría,
como Ceballos, hacia la riqueza. El tren
pasaría a las cinco de la mañana. Le quedaba
casi mediahora para regocijarse a sus anchas.
¡Cuántas cosas dirían de él al otro día! Sería un
héroe. Ahora trabajaba en la fábrica. En eso
vio moverse una sombra en el camino. Era
Antúnez, que traía una valija bamboleando en
la mano. Se sorprendieron al comienzo y se
miraron con desconfianza, pero no tardaron en
urdir una especie de complicidad. Después de
todo el trabajo sobraría. Las fábricas erangrandes. En seguida, uno por uno, llegaron
Pereyra, Gómez, Ramos, Buitrago, Camaño y
Charaviglio. Entonces llegó el temor. Todos se
sentían sustituidos, traicionados, y el
desaliento los sobrecogía. Pero Buitrago,
armado de valor, encomió la grandeza de la
fábrica. Aquello era algo monumental. No
había por qué tener miedo porque el trabajo no
faltaría. Todos lo creyeron al pie de la letra,
como suelencreer los aterrorizados. Buitrago,
naturalmente, no tenía la menor idea sobre lo
que podía ser una fábrica. Y aunque todos
sabían que hablaba por hablar, que lo que decía
La fábrica
La palabra surgió de pronto en todas
las bocas con un sentido mágico. Nadie había
visto una fábrica en su vida, pero allí estaba la
palabra para asegurar su existencia. La había
traído un alemán. Según algunos, lahabía
pronunciado en un bar, sin convicción alguna,
mirando su vaso de cerveza, como si se le
hubiese escapado de la boca. Era duro de
lengua y en realidad no dijo fábrica sino fabrik,
cuyo sonido era tenso como un vidrio. Nadie
comprendió al comienzo el hechizo que
acababa de producirse. Aquella noche los
labradores siguieron bebiendo en silencio su
vino cotidiano y se acostaron sin ningúnpresentimiento.
El alemán se marchó al día siguiente,
pero volvió dos meses después para reparar el
molino de los Morillo. En aquel pueblo no
había mecánicos, pero el alemán venía a
menudo en su Overland modelo 30 con la
carrocería llena de caños, morsas, terrajas,
llaves y repuestos para molinos. La palabra que
él había pronunciado un par de meses antes se
había convertido ahora en una especie de
oracióncotidiana. Todo el mundo hablaba de
la fábrica y de sueldos increíbles, todo el
mundo tenía la esperanza de poder ir allá algún
día y ganar sumas fabulosas.
Cuando el alemán volvió y los
labradores le preguntaron sobre la fábrica,
respondió
afirmativamente,
pero
sin
convicción, como la primera vez, cuando
anunció el prodigio. Dijo que era cierto y que
efectivamente se ganaba mucho. Entonces
nadievaciló más.
Pero había varias leguas hasta la
ciudad donde estaba la fábrica y el viaje era
muy costoso. A pocos meses de la segunda
entrada del alemán, uno solo, Ceballos, había
logrado partir. Todos lo envidiaban y hablaban
de sus defectos, pero tiempo después
comenzaron a elogiar su decisión y a atribuirle
poderes absolutos sobre las mujeres, las
bebidas caras y los lugares prohibidos. Y...
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