cuentos para jugar
Autor: Gianni Rodari http://colegios.pereiraeduca.gov.co/instituciones/galeriadigital/Espanol/_Literatura/Doc_web/Libreria%20infantil1/sites/rincon/trabajos_ilce/c_jugar/sec_52.html
INSTRUCCIONES PARA EL USO
Estas historias se publican con la amable autorización de la RAI (Radio-Televisión Italiana). De hecho, fueron escritas para un programa radiofónico que setitulaba precisamente Cuentos para jugar, que fue emitido en los años 1969-70.Estos mismos cuentos aparecieron después en el Corriere dei piccoli.Cada cuento tiene tres finales, a escoger.En la última sección el autor ha indicado cuál final prefiere.El lector lee, mira, piensa y si no encuentra un final a su gusto puede inventarlo, escribirlo o dibujarlo por sí mismo.¡Que os divirtáis!
ÍNDICE
Eltamborilero mágico Pinocho el astuto Aquellos pobres fantasmas El perro que no sabía ladrar La casa en el desierto El flautista y los automóviles La vuelta a la ciudad Cuando en Milán llovieron sombreros Alarma en el nacimiento El doctor Terríbilis Voces nocturnas Mago Giró La aventura de Rinaldo El anillo del pastor Taxi para las estrellas La enfermedad de Tino Aventura con el televisor La granzanahoria Cien liras en el bolsillo El gato viajeroEl tamborilero mágico
Érase una vez un tamborilero que volvía de la guerra. Era pobre, sólo tenía el tambor, pero a pesar de ello estaba contento porque volvía a casa después de tantos años. Se le oía tocar desde lejos: barabán, barabán, barabán...Andando y andando encontró a una viejecita.—Buen soldadito, ¿me das una moneda?—Abuelita, si tuviese,te daría dos, incluso una docena. Pero no tengo.—¿Estás seguro?—He rebuscado en los bolsillos durante toda la mañana y no he encontrado nada.—Mira otra vez, mira bien.—¿En los bolsillos? Miraré para darte gusto. Pero estoy seguro de que... ¡Vaya! ¿Qué es esto?—Una moneda. ¿Has visto cómo tenías?—Te juro que no lo sabía. ¡Qué maravilla!Toma, te la doy de buena gana porque debes necesitarla más queyo.—Gracias, soldadito —dijo la viejecita—, y yo te daré algo a cambio.—¿En serio? Pero no quiero nada.—Sí, quiero darte un pequeño encantamiento.Será éste: siempre que tu tambor redoble todos tendrán que bailar.—Gracias, abuelita. Es un encantamiento verdaderamente maravilloso.—Espera, no he terminado: todos bailarán y no podrán pararse si tú no dejas de tocar.—¡Magnífico! Aún no sé lo que harécon este encantamiento pero me parece que me será útil.—Te será utilísimo.—Adiós, soldadito.—Adiós, abuelita.Y el soldadito reemprendió el camino para regresar a casa. Andando y andando... De repente salieron tres bandidos del bosque.—¡La bolsa o la vida!—¡Por amor de Dios! ¡Adelante! Cojan la bolsa. Pero les advierto que está vacía.—¡Manos arriba o eres hombre muerto!—Obedezco, obedezco, señoresbandidos.—¿Dónde tienes el dinero?—Lo que es por mí, lo tendría hasta en el sombrero.Los bandidos miran en el sombrero: no hay nada.—Por mí lo tendría hasta en la oreja.Miran en la oreja: nada de nada.—Os digo que lo tendría incluso en la punta de la nariz, si tuviera.Los bandidos miran, buscan, hurgan. Naturalmente no encuentran ni siquiera una perra chica.—Eres un desarrapado —dice el jefe de losbandidos—. Paciencia. Nos llevaremos el tambor para tocar un poco.—Cogedlo —suspira el soldadito—; siento separarme de él porque me ha hecho compañía durante muchos años. Pero si realmente lo queréis...—Lo queremos.—¿Me dejaréis tocar un poquito antes de llevároslo? Así os enseño cómo se hace ¿eh?—Pues claro, toca un poco.—Eso, eso —dijo el tamborilero—, yo toco y vosotros (barabán, barabán,barabán) ¡y vosotros bailáis!Y había que verles bailar a esos tres tipejos. Parecían tres osos de feria.Al principio se divertían, reían y bromeaban.—¡Ánimo, tamborilero! ¡Dale al vals!—¡Ahora la polka, tamborilero!—¡Adelante con la mazurka!Al cabo de un rato empiezan a resoplar. Intentan pararse y no lo consiguen. Están cansados, sofocados, les da vueltas la cabeza, pero el encantamiento del tambor...
Regístrate para leer el documento completo.