Cuentos para tiritar de miedo
Tres días mástarde.Robertoqw: :aún no había salido de su casa, recibió, muy em prano Ua llamada
de un compíliiem de trabajo.
-Roberto - le pidió-.¿Puedes pas:lrme ab\ISCar
partli .ir a la oficina'!Sabet.engo que llevar UJila plata
que rc:cog,í ayer de la ucur!>alde Quillota. Mi r::asa te
queda en elcamino...
-¡Sí. clarot Claro qt.e puedo. Digamos como a
1as siete cuatenta y cinco.
Media h.ora más tarde ·u amigo ubía al auto.
-¿,Te importa .ime voy atrás? Tengo que orde nar e too biUetes y las monedas. No alcancé a
hacerlo en la casa.
-Nopara nada. Sube no más...
El intenso tráfico,los:inevitables atocbamientos, frenazos imprevisto , bodrtazos im.o ence.
luces bri IJantcs.. choferes impemosos. peat de él.
Cl.Eo.ltl5 PARAlliiTAA. Dr r.tiifiO IL
AL LL ara la entrada del e. taciooan ·emo dtw: la cmprc a, cl j(l)ven detuvo el ooto,ubrió
el portón elec trón ioo..busc6 un lugar de oc upado y allí se in..,ta16.
Reciéq entonces:retah:L
apurado. ¡Podría habcrmt: dado 1 a\ gra iasJX)f Jo menos!
Ya en la empresa, se olvidó tombnente del asunto.
Esa rrúsma tarde Uevó el auto para revisarle Jos
niveles de aceite. Lo dejó enmanos de un mecánico
e fue a hacer unas compra&, y vobió.
- Pensamos qu.e tenía algo Joto - Je informó eJ
jefevenía ch:>Jreando aceite.
-;.Sí?
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