cuentos
En el nombre de Alá
el clemente,
el misericordioso
Que las leyendas de los antiguos sean una lección
para los modernos, a fin de que el hombre aprenda
de los sucesos que ocurren a otros que no son él.
Entonces respetará y comparará con atención las
palabras de los pueblos pasados y lo que a él
le ocurra, y se reprimirá.
Por esto, ¡gloria a quien guardalos relatos de los
primeros como lección dedicada a los últimos!
CUÉNTASE —pero Alá es más sabio, más prudente, más poderoso y más benéfico— que, en lo que transcurrió en la antigüedad del tiempo y en lo pasado de la edad, hubo un rey entre los reyes de Sassan, en las islas de la India y de la China. Tenía dos hijos, Schahriar y Schahzamán, ambos reyes y heroicos jinetes. Residió cada hijo en supaís, y gobernaron con justicia a sus ovejas durante 20 años, y llegaron ambos hasta el límite del desarrollo y el florecimiento.
No dejaron de ser así hasta que el mayor, Schahriar, sintió vehementes deseos de ver a su hermano, así que le ordenó a su visir que partiese a buscarlo y volviese con él. El visir contestó: "Escucho y obedezco."
Partió, pues, el visir y llegó felizmente por la graciade Alá. Entró en casa de Schahzamán, le transmitió la paz, le dijo que el rey Schahriar deseaba ardientemente verle, y que el objeto de su viaje era invitarle a visitar a su hermano. El rey Schahzamán contestó: "Escucho y obedezco." Dispuso los preparativos de la partida mandando sacar sus tiendas, sus camellos y sus mulas, junto con sus servidores y auxiliares.
Pero a media noche recordó quehabía olvidado algo. Volvió a su palacio secretamente y se encaminó a los aposentos de su esposa, a quien pensaba encontrar triste y llorando por su ausencia. Grande fue pues su sorpresa al hallarla departiendo con gran familiaridad, con un negro, esclavo entre los esclavos.
Desenvainó inmediatarnente el alfanje, y acometiendo, a ambos, los dejó muertos sobre los tapices del lecho. Volvió a salir,sin perder una hora ni un instante, y ordenó la marcha de la comitiva hasta avistar la ciudad de su hermano.
Entonces éste se alegró de su proximidad, salió a su encuentro y, al recibirlo, le deseó la paz. Pero el rey Schahzamán recordaba la infidelidad de su esposa, y una nube de tristeza le velaba la faz. Al fin, un día, el rey Schahriar le dijo:
—Hermano, tu cuerpo enflaquece y tu caraamarillea. Quisiera que me acompañaras a cazar a pie y a caballo, pues así tal vez se esparcirá tu espíritu.
El rey Schahzamán no quiso aceptar y su hermano se fue solo a la cacería. Había en el palacio un gran número de ventanas que daban al jardín, y habiéndose asomado a una de ellas el rey Schahzamán, vio cómo se abría una puerta secreta para dar salida a veinte esclavas y veinte esclavos, entre loscuales avanzaba la mujer del rey Schahriar en todo el esplendor de su belleza. Ocultándose para observar lo que hacían, el rey Schahzamán pudo convencerse de que la misma desgracia de que él había sido víctima, la misma o mayor cubría a su hermano el sultán. A todo esto, su hermano volvió de la excursión y ambos se desearon la paz.
—Hermano, poco ha te veía amarillo de tez y ahora has recuperadolos colores. Cuéntame ¿qué te pasa?
Schahzamán le dijo:
—Te contaré la causa de mi anterior palidez, pero dispénsame de referirte el motivo de haber recobrado los colores.
Cuando su hermano oyó estas palabras, le respondió:
—¡Por Alá, te conjuro a que me cuentes la causa de haber recobrado tus colores!
Entonces el rey Schahzamán le refirió cuanto había visto. El rey Schahriar mandó degollar asu esposa, así como a sus esclavos y esclavas. Persuadido de que no existía mujer alguna de cuya fidelidad pudiese estar seguro, resolvió desposarse cada noche con una y hacerla degollar apenas alborease el día siguiente. Así estuvo haciendo durante tres años, y todo eran lamentos y voces de horror, y los hombres huían con las hijas que les quedaban.
En esta situación, el rey Schahriar ordenó...
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