cuentos

“SEDONA”

En nuestro viaje de regreso a San Antonio, Tejas, luego de la estadía en Los
Ángeles, California, visitamos el pueblo de Sedóna en Arizona. No piensen que es un pueblo como Las Piedras o Humacao, o sea con una plaza en el centro y calles alrededor de ésta. Sedóna se compone de cinco como unidades separadas entre si. "Uptown Sedóna" es el centro turístico donde están las galerías dearte, los negocios, oficina de turismo, etc. La población de las cinco comunidades es de aproximadamente 9,000 habitantes pero reciben al año unos dos y medio millones de turistas. Sedóna es un gran negocio. A parte de esa condición, Sedóna es bello: casas modernas con una arquitectura identificada con el panorama de rocas rojizas como el ladrillo, esculpidas por el agua, el viento y el tiempo;bosques, ríos, precipicios, espacios abiertos al cielo, atmósfera cristalina con tonalidades azules, verdes, amarillas y rojizas que crean un paisaje su rrealista. Se siente la soledad y se disfruta de ella. En verdad se siente uno libre de las tensiones de la gran cuidad, se respira libertad, y yo amo la libertad.

Entre esas rocas rojizas surge la iglesia de la Santa Cruz. Está formada por dosparedes lisas y altísimas con un techo plano. Al frente tiene un gran ventanal y en medio de éste una inmensa cruz. El ventanal es todo de cristal que permite apreciar el paisaje, desde adentro, sin interrupciones. La puerta de entrada está por detrás y ese fondo es todo de cristal. El piso de la iglesia está a nivel del terreno, tiene un sótano donde venden los recordatorios. Me senté en uno delos bancos a meditar mientras observaba el paisaje, viendo las nubes pasar y el cielo teñirse de rojo con el atardecer. Josefina, Rosita y Rochy, mi nieta, se fueron al sótano a comprar sus recordatorios. Cerré los ojos para sentirme dentro de mí mismo y le di gracias a Dios por todo lo que me había dado y permitido disfrutar en esta vida Sentí una corriente de aire frío, que no me sorprendió,considerando que estábamos cerca de cinco mil pies sobre el nivel del mar. Y se escuché una música de órgano, el Ave María de Gounod; la música era tan suave, tan tenue, que se percibía no con los oídos y sí con el alma. Extrañamente, un perfume de jazmines saturaba el ambiente. Mi cuerpo se relajó y me sentí, verdaderamente, en comunión con Dios, era un sentido de paz tan grande que hubiesepreferido estar allí toda una eternidad. No tener que meterme de nuevo en la realidad de la vida. De pronto todo se iluminó con esa misma luz rojiza que baña el paisaje; pensé abrir mis ojos pero sentí que era mejor mantenerlos cerrados pues, aunque parezca increíble, con los párpados cubriendo mis ojos aún podía ver el paisaje. De momento realicé que no estaba viendo el mismo paisaje de Sedóna, lo queveía era un lugar más árido: menos árboles, casi gris; estaba parado en un altiplano; a mis pies, en lo profundo de un acantilado, pasaba un río de aguas tan claras que el cielo y las nubes se reflejaban en él. A lo lejos, como en un otero, ví una fortaleza inmensa, rectangular, y en cada esquina tenía un torrejón, era una estructura sobria pero bella a la vez. Más abajo estaba el pueblo de aspectomorisco. Y pensé: "Dios mío, ¿dónde estoy?", y una voz dentro de mí me dijo: "Ese río que ves allá abajo es el Tajo, esa fortaleza es el Alcázar y el pueblo es Toledo". Pero, la misma voz me dijo: "No preguntes sobre lo que jamás entenderás, acepta lo que estás viendo y permíteme guiarte a nuevas experiencias". Guiado por la voz, bajé hasta el río, a la vera de éste me esperaba un caballo árabeensillado. Lo monté y el animal caminó hasta un pequeño puente que me llevó hasta la otra orilla. Pasamos frente a la fortaleza, el Alcázar de Toledo, como le llaman; continuamos caminando hasta el pueblo, cruzamos una gigantesca puerta y llegamos hasta el palacio. Los soldados que guardaban la puerta de entrada me saludaron y tomando mi caballo de las bridas me llevaron hasta el patio interior...