cuentos
(Calle de una ciudad castellana. Entra un campesino por uno de los laterales con cara de dolerle una muela.)
CAMPESINO.- ¡Ay de mí! Estaba descansado en mi pueblo al servicio de un molinero; pero me entraron ganas de venir a la corte a ver al rey. Lo he visto y es un hombre como los demás. Ahora me queda muy pocodinero, tengo hambre y me duele una muela. Si gasto el dinero en sacármela, me quedo sin comer y me moriré de hambre; si, por el contrario, me lo gasto en comer, me dolerá la muela. ¿Qué hacer? ¿Hay mayor desgracia que la mía?
(Sale de su tienda un pastelero y coloca una bandeja llena de pasteles en el escaparate. El campesino se queda mirándolos embobado. Entran dos soldados, y al ver suactitud, deciden reírse de él.)
SOLDADO 1º.- Oye, tú, paleto: ¿Cuántos pasteles te atreverías a comerte de una sentada?
CAMPESINO.- Pues... no sé. Pienso que llegaría hasta quinientos.
SOLDADO lº.- ¿Quinientos? iJa,ja,ja!... ¿Has oído? Dice que sería capaz de comerse quinientos de esos pasteles.
SOLDADO 2º- (Ríe también.) (Al pastelero.) ¿Usted qué opina?
PASTELERO.- A mí me parece unabarbaridad.
CAMPESINO.- ¡Bah! De poco se espantan ustedes. ¿Por qué no apuestan algo a que me los como?
SOLDADO 1º- ¿Qué apostaría?
CAMPESINO.- No tengo dinero; pero estoy tan seguro de ganar, que sería capaz de dejarme sacar una muela si no me como quinientos de esos pasteles.
SOLDADO 1º- ¡Aceptado! Ya puedes contar con que te quedas sin muela.
CAMPESINO.- Eso lo veremos.
PASTELERO.-(Riendo.) ¡Vaya! Parece que va en serio la cosa.
SOLDADO 2.o- ¡Esto se pone bueno! ¡Menuda risa nos vamos a pasar!
CAMPESINO.- ¿Puedo comenzar?
SOLDADO 1º.- Sí, sí, cuando quieras. Usted, pastelero, háganos el favor de ir contando los que come; porque yo, con la risa...
PASTELERO.- Yo lo haré. (Al campesino.) Puedes empezar.
CAMPESINO.- Pues al ataque. (Se pone a comer pasteles, uno trasotro, cogiéndolos de la bandeja. El pastelero va contando en voz alta.)
PASTELERO.- Uno..., dos..., tres..., cuatro..., cinco..., seis..., siete..., ocho..., nueve..., diez..., once..., doce..., tre...
CAMPESINO.-No puedo más. Me doy por vencido.
SOLDADO 1º- ¿Así que has perdido la apuesta?
CAMPESINO.-Sí.
SOLDADO 2º -En ese caso... la muela... ya sabes, ¿no?
CAMPESINO.- ¡Qué remedio!SOLDADO 1º -No perdamos tiempo. Vaya llamar al barbero, para que te la saque. ¿Creías, quizá, que te ibas a librar? ¡Pues te has equivocado, amigo! Aquí quien pierde, paga. (Se acerca a una puerta y dice): Oye, tú, Pedro, deja de afeitar a ese y trae unas tenazas, que tienes un cliente esperando.
BARBERO.- (Dentro.) i ¡Voy!
PASTELERO.- ¡Ea!, señores, déjenlo marchar en paz.
CAMPESINO.-¡No, eso no! He perdido y pago. Es lo justo.
SOLDADO 2º- ¿Lo oye usted? El paleto es un hombre honrado. Además, muela más o menos, ¿Qué importa?
BARBERO.- (Saliendo con una toalla, una silla y unas tenazas.) ¿Quién es el paciente?
CAMPESINO.-Yo soy.
BARBERO.-Siéntate aquí. (Se sienta. El barbero le pone la toalla alrededor del cuello, como si lo fuera a afeitar.) A ver, abre la boca(Mirando.) ¿Qué muela es?
CAMPESINO.- Esta de arriba. Así se notará menos su falta.
BARBERO.- Pues allá va. (Le introduce las tenazas en la boca, le pone la rodilla en el pecho y tira con toda su fuerza.)
CAMPESINO.- (Levantándose con el impulso.) ¡Aaaaaahh!
BARBERO.- ¡Ya está! ¡Menudas raíces tiene! (Dándosela al campesino.) Toma. Si quieres, puedes hacerte con ella un anillo.
CAMPESINO.-(Guardándosela.) Gracias. (Se levanta.) Bueno, hasta otra. (Dirigiéndose al público.) A esto se llama suerte. He comido y me he sacado una muela gratis. (Señalando a los dos soldados, que están riéndose.) Miren cómo se ríen esos. No saben que no han sido ellos los burladores, sino los burlados.
Mi segundo libro de teatro. Colección Focos y Bambalinas....
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