Cuentos
La Mariposa Negra
Un buen porcentaje de guatemaltecos, sean éstos de cualquier condición social, siempre que la necesidad así lo exige, tratándose de aspectos donde media la superstición, ponen cara de pocos amigos y en más de una ocasión, golpean la madera con los nudillos de los dedos, o tratan de disimular la acción, pero siempre con el pensamiento puesto en la supuesta tragedia omala suerte que se sobrevendrá.
Para muestra un botón: entre los grupos indígenas donde son más afines a estos procesos, se observa el temor colectivo en cualquier comunidad cuando un ave nocturna canta en determinado sitio o patio de algún rancho, peor aún, si en una de estas casas hay enfermo grave, a pie juntillas se cree en el desenlace fatal del enfermo, como consecuencia del canto que elpájaro de mal agüero dejó allí donde todos lo escucharon.
El viejo proverbio nacional cobra vigencia: “Cuando el Tecolote canta, el indio muere…”.
Es increíble como la exactitud del trágico vaticinio cobra vigencia acrecentando más la fama del mal augurio. Lo anterior es pues, uno de los muchos ejemplos de esta fase de los temas que invaden a nuestros grupos mayoritarios relativos a lasuperstición. Pero de ese canto raro y triste del Tecolote o Buho, hay otra serie de supersticiones que inciden en la vida de nuestras gentes y que si no se manifiestan en un final seguro de sus existencias, cuando menos -según la creencia- esta se convierte en racha de mala suerte por una temporada. La tendencia a la creencia en la superstición, se generaliza hacia los otros grupos de ladinos, tanto delcampo como de la ciudad, donde si no muy se cree en el canto del tecolote, son otros los aspectos que mantienen el temor constante frente a la superstición. De ellos hay varios ejemplos y tengo uno patético y que me lo ha narrado una honorable persona digna de mucho aprecio y respeto.
El Cadejo
Comienzo esta serie de Leyendas de Guatemala con el famoso Cadejo, muy conocido en el folkloreguatemalteco.
“Mi amigo Juan Luis, el más querido de mis amigos y compañeros de la infancia, y colega mío de correrías en los dorados y desgraciadamente ya idos tiempos en que juntos seguimos nuestros estudios en el Instituto Nacional Central para Varones de Guatemala, hehco ya todo un hombre, como yo, vino a visitarme un día de tantos. Se arrellanó en uno de los amplios sillones Chesterfield que hay enmi sala de escritorio, encendió un cigarrillo “Tigre” y, sin decirme agua va, se le desató la lengua, contándome la siguiente historia:
-Vos debes recordar, sin duda, pues la parranda con que me despediste te costó serios regaños de tu viejo, que allá por el año 1921, tras las múltiples veces que me aplazaron en Algebra, me fui a trabajar a la finca “Heredia”, que tiene tu tío Nacho en eldepartamento de Santa Rosa.. ¿Te acordáis, viejito?
-¡Claro que me acuerdo! ¡Si hasta estuve dos domingos sin salida por causa tuya…!
-Pues bien; allá me sucedieron hechos tan extraordinarios, que no me he atrevido a contar a nadie, porque vos sabes cómo son de águilas los muchachos para dar coba. Si ahora me atrevo a contártelo a vos, es porque considero que sos persona sincera y “tras las” mío, ycomo te he dado por escribir, quizás podás sacarle algún partido a esto que te voy a contar.
-Verás lo que pasó. Al no más llegar a la finca -vos te debes acordar bien de la casa, pues has ido a pasar muchas vacaciones allá-, una de mis primeras preocupaciones fue buscarme la mejor pieza. ¡No faltaba más! ¿Creés vos que yo iba a dormir igual que el administrador? ¡Seré pajuil! Para lograr tal fin,recorrí el viejo caserón de extremo a extremo, hasta que en el segundo piso, frente al corredor que tiene vista al potrero de las vacas paridas, encontré lo que buscaba: una pieza “de a petate” la misma en que dormía tu abuelito Chema.
Hice saber al mayordomo mi decisión de alojarme en ella, y le ordené que trasladara a ese lugar todos mis bártulos, entre los cuales iban mi Máuser y un...
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