cuentos

Cuentos cortos para dormir bien
Arturo Bodenstedt Revueltas

El BARCO EN LA MONTAÑA
Han tratado de convencerme que “mamacita”, mi embarcación, fue remolcada sobre un tráiler desde su muelle en el Caribe, hasta el sitio donde ahora se encuentra fondeada sin mástil.
Pero este hecho dista de ser verdad. Estoy seguro de ello.
Si bien en algún momento de la singladura al mar estuvo gruesa,nunca fue cm para inquietarse. La costa jamás se perdió de vista, con sus montañas y valles, sus carreteras, palmeras, riscos y bosques. La aguja del compas nos dejo de marcar el rumbo, con ligeras desviaciones, NNW, NW. Sobre todo, no abandone el timón para nada.
Por lo pronto estamos al ancla, al pairo, mi embarcación y yo.
Estoy sentado en mi silla de cubierta de armazón de madera, asiento yrespaldo de lona, que desde hace tiempo y sin razón aparente han adoptado los directores de cine, tal ves para sentirse capitanes – El segundo después de Dios – y navegar en sus espacios de celuloide y fantasía computarizadas amplificada mediante el sonido Dolby. Seguro que esto se me ocurre debido a que mi hija está produciendo una película.
No es que desapruebe a los cineastas, solo quieroestablecer, que la silla esta diseñada para seguir y disfrutar los vaivenes de la cubierta y no para grabar su nombre en el respaldo estático y desde ahí ordenar el desarrollo de huracanes, naufragios intercalados con historias de amor y puestas de sol franqueando el ecuador.
En cubierta, con el mar envejeciendo – a saber, comenzando a mostrar sus canas producidas por el movimiento que precede untemporal – las nalgas se adaptan a su ritmo y la tela se amolda con cada golpe de marejada.
En el estudio la lona se abolsa y cede a la posición apoltronada del hacedor de milagros, que ahora grita, el oportunista, con voz estentórea.
…Silencio … cámara … ¡ ACCION !
La brillante proa de caoba roja de la embarcación se yergue con suavidad, para luego volver a sumergirse en la siguiente cresta sinarrremeterla como ariete codicioso, sino separándola dulcemente con su esbelta quilla, para entonces penetrarla con infinita ternura haciendo que el mar fluya espumante, casi sollozando, a través de los imbornales y así continuar ejerciendo esta secuencia rítmica y sensual, de voluptuoso movimiento, ola tras ola, con rumbo indiciado por la brújula, que hace esfuerzos para mantenerse horizontalgirando sobre los oxidados goznes en su caja de bitácora, dirigiéndome al destino fijado, mas alla de la eterna línea entre agua y cielo frente a mi.
La voz desde la plagiada silla ha ordenado: …¡ ACCION !
Mi embarcación debe navegar, es mensester avanzar, tengo que ceñir el viento, para eso está construida, para eso estoy aquí, con ese fin existo.
--- ¡ ACCION ! ---
Abandono mi lugar a proa, sobreel pañol de cadenas y sirviéndome del pasamanos, equilibrio sobre la borda de estribor hasta popa, donde me aferro a la cana del timón, clavando los pies a la estiba.
Lanzo una mirada llena de acción hacia el horizonte.
El viento que me pega de cara, juega con mi crecida melena y mi larga barba gris, haciéndolas serpentear en sus torbellinos. ¡Lo acepto y lo reto! Solo que ignoro porque eseviento seco y maloliente lanza hojas marchitas de lejanos arboles y polvo de estrepitosas calles fuera de lugar, a mis cansados ojos.
No puedo desatender la caña. La presión en el barómetro ha descendido y presagia tormenta.
Debo prepararme.
Las ráfagas arrecian, las hojas muertas se multiplican. El viento alza espumarajos polvorientos sobre la toldilla, el silbido de sus embates dominado por uninexplicable lamento de ramas heridas por la borrasca.
Aseguro mi estabilidad amarrando una cuerda a mi cintura y largándola a la bita de babor.
Ahora la proa de mi embarcación es violada por un mar gris, de impenetrable polvo que se estrella contra los obenques haciendo saltar el tambuche y quejarse las cuadernas de encino.
Mi nave, mi nido, mi morada, la extinción de mi cuerpo que alberga el...