cuentos
Podría decir de este cuento que así fue, porque así me lo contaron, pero… a los hechos me remito. Como sabéis en Laponia, donde vive Papá Noel,hace un frío terrible, te castañetean los dientes, algunos días se te pegan las pestañas; de los techos de las casas cuelgan unas incisivas y larguísimas estalactitas. En fin… Cabe imaginar que enlugar tan maravilloso como inhóspito, las ardillas usan guantes; los lobos, lustrosas botas de cuero; y los renos, unos graciosos gorros rojos con orlas blancas, que acaban en su punta con un graciosopompón.
Pues…lo que iba a contaros: a punto estaba de llegar a Laponia como a todo el mundo el día de Navidad y Papá Noel amaneció con tos y fiebre.
— Es gripe — decía con los ojos llorosos. Ymuy preocupado añadía…— ¡Qué va a ser de mis niñitas y niñitos! ¿Quién repartirá las ilusiones y esperanzas, tantos regalos como ellos esperan?
— Yo — gritó una vocecita pequeña y delgada como unairecillo primaveral que llegaba de la cocina. Papá Noel, pensó en un ratoncito. Lo había visto hacía tiempo protegiéndose del frío del invierno junto a la cocina de leña.
— Yo — repitió la vocecita…que acercándose a Papá Noel, le trajo un gran vaso de leche con miel y un pastelillo — Yo lo haré.
Papá Noel escuchó sin decir nada. Y Mamá Noel, repitió:
— Yo lo haré…
Bueno, la verdad esque a Papá Noel ese cambio no le agradó mucho; él, se llevaba los honores; él recibía las cartas de millones de niñas y niños; de él se hablaba en todos los telediarios y periódicos del mundo…
— Estábien — refunfuñó —, está bien. Los tiempos han cambiado. Lo reconozco. He de reconocerlo. Me parece… justo.
Entonces Mamá Noel, consolándole, dijo:
— No te preocupes, Papá. No lo notarán.Llevaré tu traje, me pondré un almohadón para imitar tu barriga, y… ¡Hasta una barba postiza!
Fuera, el trineo estaba preparado. Sonaban los cascabelillos de los arneses y los renos se movían ansiosos...
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