Cuentos
El rey Pico de Tordo (Santiago)
La liebre y el erizo (Edwin)
Éra día domingo. El solbrillaba y la gente iba a oír misa. El amigo erizo se sentía feliz, y mientras su mujer vestía a sus hijos quiso pasear por el huerto y ver cómo iban sus coles.
De pronto le salió al paso la liebre, que examinaba sus zanahorias. El erizo la saludó, pero la liebre le dijo conarrogancia:
- ¿De paseo? ¿No podrías usar tus piernas en otra cosa?
Tal comentario indignó al erizo, que no toleraba las burlas sobre sus piernas, pues era patizambo por naturaleza.
-¿Acaso crees -replicó el erizo- que las tuyas son mejores?
-Estoy seguro de eso -dijo la liebre. - Te apuesto -retó el erizo- a que te gano una carrera.
-¡Con tus piernas torcidas!, -dijo la liebre- ¿qué apostamos?
-Unamoneda de oro y una botella de refresco -propuso el erizo. Pero antes debo ir a casa; volveré en medie hora. “La liebre confía en sus largas piernas -pensó el erizo- pero yo le daré su merecido». Ya en casa, le dijo a su mujer:
-He apostado con la liebre una moneda de oro y una botella de refresco; haremos una carrera y necesito que estés presente.
-¡Tonto! -gritó la mujer del erizo. ¿Piensas ganarlea una liebre?
-¡Calla mujer! -dijo el erizo-. No te metas en cosas de hombres. - Óyeme - dijo el erizo a su mujer, camino al gran evento-, en ese sembrío será la carrera. La liebre irá por un surco y yo por el otro. Se inicia desde arriba. Lo único que harás es quedarte aquí abajo y cuando la liebre llegue, le dices: “¡Ya estoy aquí”.
El erizo dejó a su mujer y se fue al punto de inicio. Cada unose colocó en un surco. La liebre contó tres y salió disparada. El erizo apenas si se movió. Cuando la liebre llegó abajo como un bólido, la mujer del erizo le gritó: “¡Ya estoy aquí!”. Y la liebre se quedó perpleja. Era el erizo -pensó-, sin saber que el erizo hembra tiene el mismo aspecto que el macho.
-¡A correr otra vez!
¡De vuelta! -gritó la liebre ofuscada y salió como un rayo. La mujer delerizo rió, y cuando la liebre llegó a lo alto, esta vez el erizo le gritó: “¡Ya estoy aquí!” La liebre enloquecía.
Así, corrió 80 veces y siempre veía al erizo primero, arriba o abajo, gritando: “¡Ya estoy aquí!”. Pero en la última vuelta, no pudo más y cayó inerte. El erizo tomó los premios y se fue, feliz, con su mujer a casa. Desde ese día, ninguna liebre reta a un erizo a una carrera; y así, anadie -por muy importante que se crea- se le debe ocurrir burlarse de un ser “inferior”, así se trate de un erizo.
Los duendecillos (sebas)
Érase una vez una pobre criada muy limpia y laboriosa; barría todos los días y echaba la basura en un gran montón, delante de la puerta. Una mañana, al ponerse a trabajar, encontró una carta en el suelo; pero como no sabía leer, puso la escoba en elrincón para ir a enseñarla a su señora. Y resultó ser una invitación de los enanillos que deseaban que la muchacha fuera madrina en el bautizo de un niño. La muchacha estaba indecisa; pero, al fin, tras muchas dudas y puesto que le decían que no estaba bien rehusar un ofrecimiento como aquel, resolvió aceptar. © 2015 grimmstories.com
Presentáronse entonces tres enanitos y la condujeron a una montaña hueca,que era su residencia. Todo era allí pequeño, pero tan lindo y primoroso, que no hay palabras para describirlo. La madre yacía en una cama de negro ébano, incrustada de perlas; las mantas estaban bordadas en oro; la cuna del niño era de marfil, y la bañera, de oro. © 2015 grimmstories.com
La muchacha ofició de madrina, y, terminado el bautismo, quiso volverse a su casa; pero los enanillos lerogaron con gran insistencia que se quedase tres días con ellos. © 2015 grimmstories.com
Accedió ella, y pasó aquel tiempo en medio de gran alegría y solaz, desviviéndose los enanos por obsequiarla. Al fin se dispuso a partir, y los hombrecitos le llenaron los bolsillos de oro y la acompañaron hasta la salida de la montaña. © 2015 grimmstories.com
Cuando llegó a su casa, queriendo reanudar su...
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