Cuentos
Sé que sonará extraño, pero una vez me aterré de algo mucho tiempo después de verlo.
Una noche, caminaba por una parte poco transitada de la ciudad. La calle era angosta, los árboles de sus veredas enormes y frondosos, mientras las casas que había allí eran todas viejas; y algunas se encontraban abandonadas: lo indicaba su mal estado. Para mí era un lugar tranquilo,apenas perturbado por la luz ocasional de algún auto, mucho mejor que las calles concurridas, con sus bocinazos y el ruido constante de los vehículos.
Cuando pasé frente a una casona vieja y alta, de dos pisos, levanté la vista hacia una ventana situada como a cinco metros del suelo, en el segundo piso, supuse. No tenía cortinas y era ancha. Una luz amarillenta salía por ella, y sorpresivamente unhombre con sombrero cruzó delante de aquella ventana, miró hacia abajo, hacia mí y lo ocultó la pared al seguir avanzando.
Me impresionó un poco su aspecto: Tenía unas acentuadas ojeras, unos pómulos prominente y una quijada angosta. Pero fue un sobresalto pasajero, del momento. Seguí caminando como si nada.
Meses después, la casualidad, una jugarreta del destino o quién sabe qué, me llevó hastaaquella casona. Una familia la había comprado y querían que revisara la instalación eléctrica.
- Pasé -me dijo el nuevo dueño de la casa -. Si hay que cambiar parte o toda la instalación, se cambia. Lo que quiero es que sea segura, porque la casa es muy vieja y ha estado desocupada largo tiempo.
- Muy bien. Voy a ir empezando -le dije. Estaban trabajando también algunos albañiles. Reparabangrietas en las paredes y remplazaban baldosas quebradas del piso.
Fui revisando pieza por pieza. Al llegar a una habitación amplia y excesivamente alta, vi la única ventana que tenía, y supe que era la misma que viera desde la calle aquella noche. No estaba en el segundo piso, lo que vi había pasado flotando delante de ella.
La primer puerta
Alejandro y seis niños más pasaban la noche en lacasa de Matías, un compañero de clase. Hicieron competencias de videojuegos, y sentados en círculo hablaron de películas, contaron chistes, y discutieron sobre cosas absurdas como si fueran importantes.
La casa era enorme: tenía dos pisos, varios corredores y muchas habitaciones. Cenaron hamburguesas en el cuarto de su compañero; los atendió su padre y una sirvienta. Después siguieron conversando,pero pronto empezaron a bostezar y a restregarse los ojos. Pasada la medianoche estuvieron de acuerdo en que ya era hora de dormir.
Durante la madrugada Alejandro abrió su sobre de dormir y, procurando no pisar a los otros que también dormían en el suelo, caminó sigilosamente por el cuarto penumbroso hasta alcanzar el baño. Golpeó la puerta por si había alguien y resultó que estaba ocupado.Atravesó nuevamente la penumbra. Esta vez fue hasta la cama de Matías y lo despertó:
- Matías, Matías…
- ¿Eh? ¿Qué quieres? -preguntó Matías con los ojos entrecerrados.
- Quiero ir al baño y este está ocupado.
- Ve al que está en el corredor, hacia la izquierda, es la segunda puerta, siempre está abierto.
- Gracias Mati.
Salió al corredor, que estaba a media luz, y fue hacia donde leindicó su compañero.
Matías quedó despierto. Tras un largo rato le pareció que Alejandro demoraba mucho. Se levantó para ver si éste se encontraba bien. En el corredor vio que Alejandro iba saliendo de la primer puerta y no de la segunda, que era la del baño. Al enfrentarse le preguntó:
- ¿Qué hacías ahí? ¿Cómo entraste? Te dije la segunda puerta…
- Ya sé, ya fui al baño -respondió Alejandro, ycontinuó-. Cuando volvía tu abuela me llamó desde su cama, creyendo que eras vos. La puerta estaba toda abierta y desde lo oscuro me vio cuando pasé. Le dije que era un compañero tuyo, pero igual me dijo que me acercara, y que le tocara la frente para ver si tenía fiebre.
Matías lo escuchaba con la boca abierta. Al salir de su asombro le dijo:
- Alejandro, nunca conocí a ninguna de mis...
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