Cuentos
La oscuridad de la noche se iba haciendo cada vez más intensa, y ya costaba incluso ver por donde se iban posando los pies. Los sonidos del bosque siempre son aterradores cuando vamos con miedo, pero eso no era lo que le pasaba a Marta, Pedro y María.
Eran tantas las veces que habían salido por el lugar que hasta con los ojos cerrados podían llegar a su destino sintropezar. De repente, pudieron ver cómo una luz, quizás de una linterna, se acercaba a ellos por los árboles de la derecha. Era una luz brillante, pero de un color anaranjado poco común en las linternas.
Preguntaron en voz alta:
- ¿Necesita ayuda?
Pero nadie respondía
Volvieron a realizar la pregunta de nuevo, pero por contestación, obtuvieron el silencio absoluto. Eso empezó a escamarles,pero lo cierto es que por la zona nunca se había conocido ningún problema, por lo que siguieron su camino en una mezcla de tranquilidad y prisa que los llevó a acelerar el paso.
Al poco, su confianza se fue transformando en miedo, ya que la luz les perseguía y siempre se encontraba a la misma distancia incluso cuando aumentaban el paso. Una de las cosas que más miedo les daba es que esa luz nohacía nada de ruido, es como si fuese volando… No se oían pisadas.
Finalmente, empezaron a correr como alma que lleva el diablo pero María tropezó y cayó con fuerza al suelo. Pedro y Marta no se dieron cuenta hasta que se encontraban varios metros más adelante.
Al momento se volvieron y pudieron ver que la luz se había detenido… ¡¡¡Estaba con María!!! Raudos corrieron hacia el lugar, pero noencontraron nada.
Al día siguiente, todos los vecinos del lugar empezaron a buscarla, pero no hubo manera… María se había esfumado y no había dejado rastro alguno.
El fantasma de la maquina.
Recuerdo… recuerdo cómo llegaste hasta aquí. Resulta difícil recomponer el cuadro con fragmentos… tan pequeños. Frágil como el cristal, mi mente rota. Cuando menos lo esperas, de entre las manos confiadas, caeal suelo. La confianza es ceguera, negar la oscuridad que nos sostiene. Ya no quedaba nadie a mi lado. Olvidé los nombres, las palabras, replegado sobre mí mismo para protegerme del frío. La humanidad eran esos seres lejanos, extraños. A nadie le importaba que viviera o muriera; dudo que tampoco me importara mucho a mí. Se puede estar muerto mientras se respira.
Recuerdo… haber matado, comoradical forma de llamar la atención. Sólo para sentir de nuevo el calor humano, la sangre, los golpes. Sentirme vivo otra vez. Pero el alma se fue desvaneciendo por el camino, perdiéndose en hilachos de niebla. El pozo, tan profundo, de la oscuridad. Nunca se llega al fondo; sólo se puede flotar y hundirse, un poco más, en la negrura. Hasta que no se distingue el propio cuerpo, y se forma parte deella. ¿Fue así el origen? Y a él volvemos, como a una memoria escondida.
Recuerdo… haber subido a la azotea. La brisa de la noche, como un milagro para los sentidos. Cerrar los ojos, y fundir mi oscuridad con la de afuera. Y mi voz hablando, preguntando con palabras sin sonido, dibujadas en la mente. ¿Quién habla en verdad, a quién, para qué? Como un eco en el abismo nocturno de las montañas.Hablar conmigo mismo, ese desconocido para darle sentido a lo que ya no lo tiene. Con el corazón muerto, bailo sobre un pie, luego sobre el otro; justo al borde. Y me carcajeo, como si hubiese descubierto de repente que la vida es justo este juego suicida. ¿Es valentía, o cobardía saltar? Qué importa. Sólo sé que es el único lugar que jamás he pisado. Y avanzo hacia el infinito…
Recuerdo… el dolor.Ah, tan inmenso, abrumador… que gritar resulta imposible. ¿Es esto morir? ¿Nacer? No puedo moverme, pero cada nervio es como un hilo incandescente que me recorre, el éxtasis de la carne abierta, bañada en sangre. Escucho voces, ruidos, como a través de un mar revuelto. Siento que me elevan; el dolor me sacude, torturante. Pero podría llorar de felicidad. He tenido que saltar al infinito para...
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