Cuentos
Había una vez un niño que era tan pequeñito tan pequeñito que sus papás le llamaban Garbancito. Su papá trabajaba en el campo, y todas las mañanas sus mamá y él íban a llevarle la comida. Como era tan pequeñito, para que no le pisaran los animales que se íban encontrando por el camino, íban cantando:
"Pachín, pachín, pachín, mucho cuidado con lo que hacéis
pachín, pachín, pachín, agarbancito no lo piséis"
Un día garbancito quiso llevarle solo la comida a su papá y después de mucho inistir, su mamá le dejó ir solito, pero tenía que prometerle que no se íba a apartar del camino.
Garbancito empezó a caminar cantando su canción durante todo el camino. De repente el cielo se puso muy oscuro y empezó a caer una gran tormenta. Garbancito para protegerse de la lluvía se tapócon una hoja de col y sin darse cuenta se quedó profundamente dormido.
Muy cerca de allí estaba un buey muy hambriento que no hacía nada más que comer y comer coles, sin darse cuenta que en una de las coles que se había comido esta Garbancito.
Cuando se hizo de noche sus papás estaban muy preocupados porque Garbancito no había llegado a casa y salieron a buscarle gritando: "Garbancito ¿dóndeestás?" pero no escuchaban nada, y de nuevo gritaban: "Garbancito ¿dónde estás?"
Cuando pasaron cerca del buey escucharon a lo lejos: "Estoy aquí, en la barriga del buey" Sus papás entonces se dieron cuenta que el buey no paraba de comer coles y como éstas hacen que la barriga se hinche como si fuera un globo, esperaron un momento y de repente el buey se tiró un pedete y Garbancito salió disparadohacia las manos de sus papás.
Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado...
La zorra y el leñador
Una zorra estaba siendo perseguida por unos cazadores cuando llegó al sitio de un leñador y le suplicó que la escondiera. El hombre le aconsejó que ingresara a su cabaña. Casi de inmediato llegaron los cazadores, y le preguntaron al leñador si había visto a la zorra.
El leñador, con lavoz les dijo que no, pero con su mano disimuladamente señalaba la cabaña donde se había escondido.
Los cazadores no comprendieron la señas de la mano y se confiaron únicamente en lo dicho con la palabra.
La zorra al verlos marcharse, salió sin decir nada.
Le reprochó el leñador por qué a pesar de haberla salvado, no le daba las gracias, a lo que la zorra respondió:
Te hubiera dado las graciassi tus manos y tu boca hubieran dicho lo mismo.
No niegues con tus actos, lo que pregonas con tus palabras
El soldadito de plomo
Érase una vez un niño que tenía muchísimos juguetes. Los guardaba todos en su habitación y, durante el día, pasaba horas y horas felices jugando con ellos. Uno de sus juegos preferidos era el de hacer la guerra con sus soldaditos de plomo. Los ponía enfrente unosde otros, y daba comienzo a la batalla.
Cuando se los regalaron, se dio cuenta de que a uno de ellos le faltaba una pierna a causa de un defecto de fábrica. No obstante, mientras jugaba, colocaba siempre al soldado mutilado en primera línea, delante de todos, incitándolo a ser el más valiente.
Pero el niño no sabía que sus juguetes durante la noche cobraban vida y hablaban entre ellos, y a veces,al colocar ordenadamente a los soldados, metía por descuido el soldadito mutilado entre los otros juguetes. Y así fue como un día el soldadito pudo conocer a una gentil bailarina, también de plomo. Entre los dos se estableció una corriente de simpatía y, poco a poco, casi sin darse cuenta, el soldadito se enamoró de ella.
Las noches se sucedían de prisa, una tras otra, y el soldadito enamoradono encontraba nunca el momento oportuno para declararle su amor. Cuando el niño lo dejaba en medio de los otros soldados durante una batalla, anhelaba que la bailarina se diera cuenta de su valentía. Por la noche, cuando ella le preguntaba si había pasado miedo, él le respondía con vehemencia que no. Pero las miradas insistentes y los suspiros del soldadito no pasaron inadvertidos por el travieso...
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