Cuentos

El color de la sangre en su cuchillo combinado con el dulce olor a victoria lo llenaban de placer, ese sentimiento que no lo dejaba de rodear siempre que cada cometido terminaba acorde a lo planeado.Era su cuarto asesinato y ninguno había sucedido tan perfecto, tal vez fuese tan placentero porque Luxor nunca lo sospecho o posiblemente la falta de pruebas que dejo, aunque pensándolo bien nohabía dejado ninguna prueba ni pista de aquel acto.
No era posible contener tal sensación era demasiado satisfactoria, tanto que soltó una inmensa carcajada – Jajajajajajajajajajajaja- en su amplia escenadel crimen no había nada que probara su culpabilidad, las cámaras, las gotas de sudor, cualquier tipo de huella, todo borrado con su mínimo esfuerzo de ingenio todo había resultado muy fácil y eso locomplacia aun mas.
Mientras caminaba lentamente a través de unos frondosos arboles a la salida de su despacho se preguntaba quien seria su próxima victima pero un rápido sentimiento de culpaatravesó su mente, ¿como se sentiría la madre de luxor cuando se enterara de su muerte?, tal vez fuera a contarle a él, ¿como se enfrentaría a ese momento?, recordaba ser uno de los únicos amigos de él y talvez el único que conocía su madre, el chico había sido muy apegado a él en el colegio pero su error fue serlo demasiado.
El corazón le latía cada vez mas rápido tanto que empezó a sentirse mareadotuvo que detener la marcha, sacando rápidamente un cigarrillo de su caja de malboro empezó a fumar. Tenia que alejar ese sentimiento de culpa de algún modo y no había encontrado otra mejor que esa.Mientras fumaba volvió a percibir cada momento del asesinato, ese exacto momento en el que rajaba el cuello de Luxor volvia a su mente provocando que el mismo se auto alagara, no había nada mejor. De unmomento a otro escucho las sirenas se escuchaban muy fuerte tanto que se sintió mareado una vez mas, pero esta vez el cigarrillo no pudo calmarlo y empezó a ver todo muy borroso no sabia que era...