Cuestionario para indice competitividad
—¿Y por qué no nos avisaste que ya estaba en YouTube? —lereclamé, en mi nombre y en el de mi mujer, que también es su amiga.
—Es que ustedes nunca se enteran de nada, querido. Con eso de que no están en Facebook…
Y no: ni Eunice ni yo soportamos siquiera la ideade publicar nuestro perfil en ese o en otros sitios web de redes sociales. En su caso, la cosa se antoja comprensible: es tecnófoba militante (posee, por ejemplo, un iPod pero se lo alimento yo). Lomío es distinto: soy el technogeek por antonomasia. Soy dueño de una Mac y una PC (por lo que pudiera ofrecerse). Manejo toda suerte de software, de Excel a ProTools. Domino el FTP. Tengo una Treo yun iPhone y los mantengo en constante sincronización. Y sueño con el día en que logre remontar la cuesta de enero (de enero de 2008, en mi caso) para poder comprarme una AppleTV. La tecnología, pues,no sólo me es útil sino que me divierte. ¿Por qué entonces mi reticencia al social networking? Muy sencillo: mi razón es moral.
Tengo muchos amigos: una veintena a quienes profeso afecto enorme eincondicional y una centena con quienes cultivo una intensa simpatía mutua. Amigo también de la lectura de Pierre Bourdieu, sé bien que mis amistades constituyen no sólo un privilegio emocional sino uncapital social, es decir un recurso laboral (y, en efecto, son muchos los amigos que me han brindado ayuda profesional). Sin embargo, quiero creer que esas relaciones se basan, primero, en el cariño y...
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