cuestionario
El carpintero que había contratado para que me ayudara a reparar una vieja granja acababa definalizar su primer día de trabajo. Su cortadora eléctrica se había dañado, haciéndole perder una hora de trabajo, y su viejo camión se negaba a arrancar. Mientras lo llevaba a su casa, permaneció ensilencio. Cuando llegamos, me invitó a conocer a su familia. Mientras nos dirigíamos a la puerta, se detuvo brevemente frente a un pequeño árbol y tocó las puntas de las ramas con ambas manos. Cuando se abrióla puerta, ocurrió una sorprendente
transformación. Su bronceada cara estaba plena de sonrisas. Abrazó a sus dos pequeños hijos y le dio un beso entusiasta a su esposa.
De regreso me acompañóhasta el carro. Cuando pasamos cerca del árbol, sentí curiosidad y le pregunté acerca de lo que lo había visto hacer un rato antes.
“Este es mi árbol de problemas —contestó—. Sé que no puedo evitartener problemas en el
trabajo, pero una cosa es segura: los problemas no pertenecen a la casa, ni a mi esposa, ni a mis
hijos. Así que simplemente los cuelgo en el árbol cada noche cuando llego acasa, y en la mañana los recojo otra vez. Lo divertido —dijo sonriendo— es que cuando salgo a recogerlos, no hay tantos como los que recuerdo haber colgado la noche anterior”.(Anónimo)
El fantasma travieso
Anita era una de esas niñas a las que les encantaba fantasear conla idea de encontrarse con alguno de los fantasmas que aparecían en sus libros. Tan convencida estaba de su existencia, que cada noche de Halloween salía de casa con la esperanza de tropezarse conalguno mientras pedía caramelos junto a sus amigas.
Una de esas noches, mientras descansaba plácidamente tras recorrer todo el barrio recolectando golosinas, un extraño ruido la sobresalto de...
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