cuidad lineal
CIUDAD LINEAL DE ARTURO SORIA
Por Pedro NAVASCUES PALACIO
"La línea recta, dueña y señora de
un plano en todos sus detalles, es
la perfección, la comodidad, la riqueza,
la salud, la instrucción .. ,»
ARTURO SORIA (de "La línea recta",
en El Progreso, 27-11-1882).
" .. ,cundió el amor a la línea recta,
y llegó el momento de que los hombres
no pudieran dormir tranquilos mientrassu calle no estuviera tirada a cordel. .. »
ANGEL GANIVET
(de Granada la be·
lla, 1896).
ESQUEMA DEL DESARROLLO
URBANO DE MADRID
EN EL SIGLO XIX
comienzos del siglo XIX Madrid conservaba casi intacta la
fisonomía de la ciudad de los Austrias y Barbones, sin que se hubieran producido en su interior o en
su perímetro cambios notables, exceptuando las mejoras de Carlos III.
Lapoblación y su caserío fue creciendo de un modo orgánico y lento.
La guerra de la Independencia
vino a paralizar toda posible expansión de la ciudad, no sólo por
el caos que supuso, ni por la contracción económica que siempre
afecta de un modo directo a la arquitectura, sino por la necesidad
entonces planteada de fortificar Madrid. En efecto, las tapias y puertas fueron objeto de una sólidarecOI'strucción para hacer frente a las
tropas francesas. Tras la breve retirada de José Bonaparte de Madrid, motivada por la derrota de
Bailén, Tomás de MarIa, que, junto con el marqués de Castelar, había
sido designado por la Junta de Defensa para organizar la resistenc'a
de Madrid, presentó al Ayuntamiento, en noviembre de 1808, un plan
para la fortificación de la ciudad (1).
Estas obras, que depoco sirvieron
ante la organizada artillería de Napoleón, significaron, sin embargo
para Madrid un auténtico cinturón,
que tardaría algunos decenios en
romper. A mediados de siglo las
puertas y portillos de Madrid cum-
A
plían todavía su papel de tales, llevando pesadas hojas de madera y
hierro que cerraban sus salidas como en las ciudades medievales.
Sin embargo, el interior de Madridcambió un tanto bruscamente
a raíz de los proyectos de José Bonaparte, que si bien no todos se
llevaron hasta el final, sí al menos
pasaron por la fase del derribo.
Conventos, iglesias, edificios públicos y manzanas enteras de viviendas cayeron en poco tiempo para
dar lugar a muchas de las actuales
plazas como la del Carmen. S2:1t,!
Ana, Mostenses, del Rey y de Oriente, entre otras. Enmenos de dos
años los planos de Madrid anteriores a 1810 perdieron actualidad.
Sobre estos derribos José I emprendió entonces, como en otro tiempo
lo hiciera Carlos IU, un ambicioso
Don Arturo Soria, fundador
de la Ciudad Lineal
plán de reforma interior, para lo
cual contaba con la colaboración
del gran arquitecto Silvestre Pérez.
Este hizo importantísimos proyectos, destacando, entretodos, el del
viaducto que uniría el Palacio Real
con San Francisco a través de una
serie de plazas que recuerdan la organización de los foros imperiales
de Roma, y que de haberse realizado
"Madrid contaría con un juego de
plazas que difícilmente podría hallarse en otras ciudades», como
apunta Chueca (2).
Mas la breve estancia de José Bonaparte no permitió llevar a cabo
todos sus proyectos, yMadrid seguiría encerrado entre sus tapias,
aunque algo más desahogado su interior tras la intervención decidida
del llamado "rey plazuelas».
Durante la etapa fernandina las
necesidades del país i m p i die l' o n
cualquier mejora urbana, ya que
ésta exige siempre un fuerte apoyo
económico, que la empeñada hacienda española no podía ofrecer. Es en
el reinado de Isabel II cuando se
imcianunas reformas urbanas de
cierto interés. Mendizábal, como alcalde de Madrid, y Mesonero Romanos, como regidor del Ayuntamiento, tuvieron una intervención
importante durante los años cuarenta, que, desgraciadamente para
muchos casos, sólo se quedó en informes y proyectos. Lo más destacable fue el proyecto de ensanche
que en 1846 hizo el ingeniero Juan
Merlo, siendo Moyana ministro de...
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