Cuidado con el alumnio
En el artículo El aluminio y la enfermedad de Alzheimer se analiza la relación existente entre la enfermedad de Alzheimer y la exposición al aluminio. En este fragmento se recoge la controversia sobre la toxicidad del aluminio, surgida hace más de 15 años, y ciertos estudios epidemiológicos que se han producido durante este tiempo.
Enfermedad deAlzheimer, enfermedad degenerativa que afecta al cerebro y que origina un deterioro gradual y progresivo de la memoria, la percepción del tiempo y el espacio, el lenguaje y, finalmente, la capacidad de cuidar de uno mismo.
Por lo general, el comienzo de la enfermedad es progresivo. En las fases iniciales, los pacientes tienen problemas relativamente leves para asimilar conocimientos nuevos y para recordar dónde handejado objetos de uso común, como las llaves o la cartera.
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Fragmento de El aluminio y la enfermedad de Alzheimer.
De Sylvie Gruszow.
«Mi madre me ha recomendado que tirase todas mis cacerolas de aluminio. Lo he hecho sin saber realmente el porqué.» «Parece ser que el aluminio de las cacerolascontamina los alimentos y provoca senilidades precoces». «Sabe usted, hace mucho tiempo que todos mis utensilios de cocina son de acero inoxidable». Las confidencias captadas aquí y allá oscilan entre la superstición y la militancia. ¿Cuándo y cómo nació el rumor? Es difícil poner una fecha a este fenómeno. Lo cierto es que, a mitades de los años 1980, un considerable número de cacerolas ya habían ido aparar al cubo de la basura.
En los medios de comunicación podrían estar en el origen de la alerta: ellos podrían ser los que incitaron a las amas de casa a eliminar el aluminio de la cocción y la conservación de los alimentos. Un consejo bastante difícil de seguir, puesto que el aluminio, abundante en los suelos, las arcillas, los minerales y las rocas, ha emigrado al aire, al agua y, finalmente,a casi todos los alimentos. A principios de los años 1990, nadie hablaba ya del aluminio. Fin del primer acto.
Enero de 1997: los medios de comunicación se interesan de nuevo por el tema. La emisión estrella de la televisión belga Autant savoir inaugura el año con un reportaje titulado «Aluminium folie». Todos los elementos aparecen reunidos para reanimar la alerta: primero, una controversiacientífica alrededor de un riesgo (¿produce el aluminio lesiones cerebrales?), segundo, numerosas víctimas potenciales, tercero, un responsable: la industria del aluminio. Dos científicos en bata blanca contaron -con el soporte de ratas, microscopios y ordenadores- cómo el aluminio penetra en el cerebro y cómo se muere por ello. Frente a ellos, el representante de la Asociación Europea de losIndustriales del Aluminio propuso otra versión: «La mayoría de investigadores no encuentran ningún vínculo causal entre la absorción de aluminio y la aparición de lesiones cerebrales». Menos preparado y, por tanto menos persuasivo, el hombre ignoraba sin duda que había caído en la trampa.
La manera en que se trató este reportaje destinado al gran público y difundido en una hora de gran audiencia esinteresante. El objetivo fijado era relanzar una alerta y, eventualmente, inclinarla hacia lo que los especialistas del riesgo llamarían voluntarios de un asunto. Ante todo, se trataba de maximizar el riesgo evocando su posible extensión a un sector entero de la población (¿quién no ha cocinado en aluminio?). En definitiva, nada hay de original en ello... a no ser por un elemento suplementario que hallamado nuestra atención: si hay que creer en los titulares, este reportaje había recibido el soporte de la Unión Europea. ¿Es que en 1997 los expertos europeos han reconocido la toxicidad del metal blanco? No obstante, respecto a su presencia en el agua para beber, el discurso oficial de la Comisión es taxativo: «A diferencia del plomo, el aluminio no está reconocido como sustancia tóxica»,...
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