Cultura E Identidad Salvadoreña

Buscando la identidad salvadoreña a 191 años de la “independencia”


Continuando con las reflexiones acerca de quién es el salvadoreño de hoy y qué nos hace sentirnos salvadoreños a pesar de todos los  encontrones, sufrimientos y alegrías vividas… Es que la  estructura de dependencia social, económica, política —y por qué no— hasta cultural, religiosa y de identidad a la que hacíamosreferencia en la entrega anterior se fue trastocando a lo largo de los siglos. El periodista de ContraPunto, David Pérez, me explica su idea de ser salvadoreño de la siguiente manera: “La pregunta se puede dar a diversas interpretaciones; algunas respuestas se encauzarán a defender a las pupusas, ‘El Carbonero’, Pancho Lara, y todo un remolino de idioteces que muy poco le han valido a la conciencia delsalvadoreño que ayer mató a su vecino porque un tercero le pagó cien dólares. Entonces, prefiero alejarme de ese ‘El Salvador’ con el cual muy poco me identifico; que me dice muy poco. Y aunque esté borracho no me emociona saber que los canales nacionales programarán toda la noche al cómico más conocido del país. Por otro lado, encontramos al salvadoreño que se ‘echa’ las cervezas al borde de lacarretera; el que se va a las casas de las putas, y con el bagaje de excesos regresa a su casa con los bolsillos lavados. Ese salvadoreño lo encontramos en Roque Dalton, como máxima figura de la literatura urbana. Es decir, me da la impresión de que El Salvador se debate entre la identidad inocente de espejuelos por oro y la picardía de quien aventaja al adversario por puro placer.  ¿Qué es sersalvadoreño? Ser bipolar y negar ahora lo que ayer me dio razones para vivir. ¿Qué es ser salvadoreño? Es luchar hasta la médula por lo que considera justo. ¿Ambas interpretaciones engloban al salvadoreño? Justamente lo creo así. No existe una definición precisa, una línea en la cual por una manera de ver el mundo deje de serlo; y es que, aunque intolerantes, definir la identidad salvadoreña esreconocer lo diversos que somos. Confesionalistas, contradictorios, genuinos, esmerados, testarudos… El simple hecho de que para resolver un problema haya primero que desangrarnos hasta la muerte lo dice todo. Pero no todo es fatalista. A la larga somos ‘buena gente’...”. La respuesta no es fácil; pero David Pérez, desde su análisis real y objetivo, nos hace pararnos firmes y apuntar y volverle adisparar al Estado  salvadoreño, en el sentido de que le hace falta —desde su fundación, allá inicios de la tercera década de 1800—  una verdadera autonomía en el ejercicio de sus funciones, entendiendo por autonomía su separación patrimonial; es decir, desligarse de ser patrimonio de un grupo particular; dejar de ser finca de finqueros; dejar de ser maquila de maquileros. El Estado debe centrarse enproteger los intereses de todos. Entendiendo esto, en términos políticos, como la nación. Este país de nosotros nunca tuvo ni ha tenido una verdadera política enfocada en el beneficio social del individuo y su familia, sostén principal de toda sociedad. Todas las iniciativas que se han presentado, pues las ha habido, han sido abortadas y sus creadores desacreditados.  Pero ¿qué  sucede?—Año 2012— Lagente se frustra, la gente no alcanza a divisar la cuesta; y eso confunde  y  desasosiega, desanima. Pero luego, si volvemos al leer y a reanalizar la historia, vemos que esta solo ha sido una sucesión de personajes con cuentos bonitos; unos malditos en reprimir y otros con cara de estúpidos repitiendo discursos con  incoherencias y hasta  trillados, y, lo peor, sin contenido, ante una poblaciónde la que ellos creen que es pendeja. ¡Cuidado…! No obstante, hay quienes reflexionan sobre el ser salvadoreño con los elementos que da la experiencia de la vida; y son de mucha importancia y sabiduría sus enfoques, ya que parten de la espontaneidad. Se trata de gente que quiere su lugar de nacimiento: ese espacio compartido y ahora lleno de recuerdos y desaciertos, pero que es el lugar de...