cultura
Molly Robbins vio allí laoportunidad de explotar las inexploradas riquezas de la propiedad intelectual mexicana y el resultado es LicenZing, su agencia de comercialización y certificación de marcas relacionadas al estilo de vida,en California. Aunque nació en México, habla español y conoce su cultura, aún muchas cosas le resultan chocantes. Casi siempre ella misma debe hacer las llamadas de larga distancia para comunicarsecon sus contactos. Muchos de los materiales gráficos que le llegan no están en formato utilizable, aún proviniendo de importantes compañías. Además, los mexicanos siguen un estándar de tiempo másrelajado y no dan demasiada importancia a los “legalismos”. La mayor parte de los tratos se hacen “a la antigua”: con un apretón de manos, y si no quiere que el machismo se convierta en otro obstáculo,debe vestir falda si va a hacer negocios.
Al negociar con una compañía, "siempre se debe empezar por la cima," dice Robbins, quién voló a México para encontrarse con el Vicepresidente de Bimbo,tercera corporación de panadería a nivel mundial, quien entonces le concertó una reunión con el Presidente. Según Harrup, para cerrar un contrato, en las compañías mexicanas deben estar presentes lospropietarios de ambas partes, nunca sustitutos. Cuando te reúnes con tu socio mexicano, mostrar interés por la familia antes de lanzar el tema principal allana mucho el camino hacia una negociación...
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