Culturas extraviadas
Tomado de Diferentes, desiguales y desconectados, Mapas de la interculturalidad, Gedisa, Barcelona, 2006, pp. 29-43.
LA CULTURA EXTRAVIADA E SUS DEFI ICIO ES*
éstor García Canclini Hace décadas que quienes estudian la cultura experimentan el vértigo de las impresiones. Ya en 1952 dos antropólogos, Alfred Kroeber y Clyde K. Klukhohn, recolectaron en un libro celebre casi 300 maneras dedefinirla. Melvin J. Lasky, que evidentemente desconocía esa obra, publicó en The Republic of Letters, en 2001, un avance de un libro en preparación para el cual dice haber recogido en diarios alemanes, ingleses y estadounidenses, 57 usos distintos del término cultura. La revista Commentaire tradujo ese artículo en el verano de 2003 añadiendo que la banalización del término es semejante en francés,al punto de haberse dotado de esa palabra «a un ministerio» (Lasky, 2003:367). Es fácil compartir la inquietud de Lasky. Hemos leído ejemplos semejantes a los que él cita: el canciller Schröeder explicó su adhesión a Bush en la guerra contra el terrorismo porque no es «una lucha entre culturas sino un combate por la cultura». Un corresponsal británico en Medio Oriente habla de la «cultura de laJihad». En The ew York Times se informa de una «revolución cultural en el interior de la CIA y el FBI». Y así sigue advirtiendo Lasky sobre los riesgos de que no sepamos de qué estamos hablando por la dispersión de referencias a las «culturas empresariales», la «cultura de la incompetencia» y una serie de sub, infra y contraculturas. Este autor se escandaliza por apenas 57 variantes y vuelve amostrar su pobre información cuando atribuye el origen del «zumbido ensordecedor» producido por esta proliferación de significados a dos hechos: que los marxistas hayan comenzado a hablar de «cultura capitalista», y que los antropólogos usaran, desde el libro de Sir Edward Tylor, en el propio título, Primitive Culture. «Por definición, sostiene Lasky, la cultura no podría ser primitiva» (Lasky,2003:369). Más que precisar el comienzo del despliegue del zumbido, interesa razonar cómo se fue llegando en las ciencias sociales a cierto consenso en una definición sociosemiótica de la cultura y qué problemas colocan a ese acuerdo las condiciones multiculturales en que varía este objeto de estudio. Luego, me iré ocupando de las redefiniciones operadas por el periodismo, los mercados y los gobiernos.Dado que esas nociones tienen eficacia social, deben formar parte de lo que corresponde investigar. LABERI TOS DEL SE TIDO Hasta hace pocas décadas se pretendía encontrar un paradigma científico que organizara el saber sobre la cultura. Aun quienes reconocían la coexistencia de múltiples paradigmas aspiraban a establecer uno que fuera el más satisfactorio o el de mayor capacidad explicativa. No hayque abandonar esta aspiración, pero el relativismo epistemológico y el pensamiento 72
posmoderno han quitado fuerza, por distintas vías, a aquella preocupación por la unicidad y la universalidad del conocimiento. La propia pluralidad de culturas contribuye a la diversidad de paradigmas científicos, en tanto condiciona la producción del saber y presenta objetos de conocimiento conconfiguraciones muy variadas. Desde una perspectiva antropológica, podríamos adoptar ante la variedad de disciplinas y definiciones sobre cultura una actitud semejante a la que tenemos con nuestros informantes en el trabajo de campo. No preferimos a priori una versión sobre los procesos sociales, sino que escuchamos diferentes relatos con pareja atención. Podemos preguntarnos, entonces, cuáles son hoy lasprincipales narrativas cuando hablamos de cultura. a) La primera noción, la más obvia, es la que sigue presentándose en el uso cotidiano de la palabra cultura cuando se la asemeja a educación, ilustración, refinamiento, información vasta. En esta línea, cultura es el cúmulo de conocimientos y aptitudes intelectuales y estéticas. Se reconoce esta corriente en el uso coloquial de la palabra cultura,...
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