Curriculum
Hace tiempointegramos curriculum anuestro lenguajede todos los días; aprendimos a pluralizar el término latino, e inclusive españolizamos su empleo(1); en algunos momentos más que en otros el curriculum deviene una de las obsesionesque atraviesan la vida de nuestras institucioneseducativas, de cualquier orientación y nivel. En él se depositan gran parte de las expectativas y confianzas en la adquisición de los conocimientos ycompetencias que requiere toda sociedad; en él se concretan los parámetros de calidad y eficiencia que, hoy por hoy, atraviesan nuestra vida académica.
La familiaridad con la que el curriculum merodeanuestros ambientes educativos, nuestras pláticas de café, nuestras urgencias y presiones, nuestras políticas institucionales, hace que lo percibamos como un ‘fenómeno natural’, que siempre ha estadoahí,al alcance de la mano, como referente para estructurar nuestros modelos educativos en el más amplio sentido del término.
Esto se da por supuesto; sin embargo, no es así: forma parte de nuestrosconocimientos sobre la escolarización que se han ido formando y transformando en el curso de la historia, "no son signoso significadores que se refieren a las cosas y las fijan, sino prácticas sociales através de principiosgeneradores que ordenan la acción y la participación" (Popkewitz y Brennan, 2000, p. 23). Consecuentemente, el curriculum tuvo un origen, se construyó socialmente como parte de lasrespuestas de algunos grupos a determinadas crisissociales, económicas, culturales, en medio de candentes controversias y tomas de posición, de formas de razonamiento y percepción puestas en...
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