César Vallejo

Páginas: 7 (1515 palabras) Publicado: 25 de octubre de 2014
Les acercamos una serie de citas, una cronologa y una seleccin de poemas de Csar Vallejo. Los heraldos negros y Piedra negra sobre una piedra blanca, son algunas de las obras que podrn conocer. Seleccin de poemas Los heraldos negros Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sGolpes como del odio de Dios como si ante ellos,la resaca de todo lo sufridose empozara en el alma... Yo no s Son pocospero son... Abren zanjas obscurasen el rostro ms fiero y en el lomo ms fuerte.Sern tal vez los potros de brbaros atilaso los heraldos negros que nos manda la Muerte. Son las cadas hondas de los Cristos del alma,de alguna fe adorable que el Destino blasfema.Esos golpes sangrientos son las crepitacionesde algn pan que en la puerta del horno se nos quema. Y el hombre... Pobre... pobre Vuelve los ojos,comocuando por sobre el hombro nos llama una palmadavuelve los ojos locos, y todo lo vividose empoza, como charco de culpa, en la mirada. Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no s XXXVI Pugnamos ensartarnos por un ojo de agujaenfrentados, a las ganadas.Amonicase casi el cuarto ngulo del crculo.Hembra se contina el macho, a razde probables senos, y precisamentea raz de cuanto no florecePor ahests, Venus de MiloT manqueas apenas pululandoentraada en los brazos plenariosde la existencia,de esta existencia que todavizaperenne imperfeccinVenus de Milo, cuyo cercenado, increadobrazo revulvese y trata de encodarsea travs de verdeantes guijarros gagos,ortivos nautilos, anes que gateanrecin, vsperas inmortales.Laceadora de inminencias, laceadoradel parntesis.Rehusad, y vosotros, a posar lasplantasen la seguridad dupla de la Armona.Rehusad la simetra a buen seguro.Intervenid en el conflictode puntas que se diputanen la ms torionda de las justasel salto por el ojo de la agujaTal siento ahora el meiquedems en la siniestra. Lo veo y creono debe serme, o por lo menos que esten sitio donde no debe.Y me inspira rabia y me azareay no hay cmo salir de l, sino haciendola cuenta de que hoy esjueves.Ceded al nuevo imparpotente de orfandad No vive ya nadie No vive ya nadie en esta casa -me dices- todos se han marchado. La sala, el patio, yacen despoblados. Nadie ya queda, pues todos han partido. Y yo te digo Cuando alguien se va, alguien queda. El punto por donde pas un hombre, ya no est solo. nicamente est solo, de soledad humana, el lugar por donde ningn hombre ha pasado. Las casasnuevas estn ms muertas que las viejas, porque sus muros son de piedra o de acero, pero no de hombres. Una casa viene al mundo, no cuando la acaban de edificar, sino cuando empiezan a habitarla. Una casa vive nicamente de hombres, como una tumba. De aqu esa irresistible semejanza que hay entre una casa y una tumba. Slo que la casa se nutre de la vida del hombre, mientras que la tumba se nutre de lamuerte del hombre. Por eso la primera est de pie, mientras que la segunda est tendida. Todos han partido de la casa, en realidad, pero todos se han quedado en verdad. Y no es el recuerdo de ellos lo que queda, sino ellos mismos. Y no es tampoco que ellos queden en la casa, sino que continan por la casa. Las funciones y los actos se van de la casa en tren o en avin o a caballo, a pie o arrastrndose.Lo que contina en la casa es el rgano, el agente en gerundio y en crculo. Los pasos se han ido, los besos, los perdones, los crmenes. Lo que contina en la casa es el pie, los labios, los ojos, el corazn. Las negaciones y las afirmaciones, el bien y el mal, se han dispersado. Lo que contina en la casa es el sujeto del acto. Confianza en el anteojo, no en el ojo Confianza en el anteojo, no en elojoen la escalera, nunca en el peldaoen el ala, no en el avey en ti slo, en ti slo, en ti slo. Confianza en la maldad, no en el malvadoen el vaso, mas nunca en el licoren el cadver, no en el hombrey en ti slo, en ti slo, en ti slo. Confianza en muchos, pero ya no en unoen el cauce, jams en la corrienteen los calzones, no en las piernasy en ti slo, en ti slo, en ti slo. Confianza en la ventana, no...
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