Día de la enfermería

De niño admiré a las enfermeras. Conocía que no eran médicas pero igualmente curaban a los enfermos y eso bastaba. También guardé siempre en la memoria, la imagen vista en algunas publicaciones, enque una enfermera, alumbrándose con una pequeña lámpara de aceite en medio de la noche y de la guerra, iba cama por cama para atender a los heridos. Era Florence Nightingale.
En enero pasado, unpoderoso terremoto devastó por la tarde a la ciudad de Puerto Príncipe y localidades cercanas, en la empobrecida Haití. Al amanecer del otro día, en Santiago de Cuba ya estaba lista una avanzada de labrigada médica cubana que partió enseguida para asistir a los haitianos. Entre quienes subieron a la nave aérea iban las licenciadas en enfermería Maritza Acosta Nordet y Adis Bárbara Rodríguez Ramírez,aunque no eran las únicas. El deber por delante se sobrepone a todo: hogar, descanso, familia... Fueron a atenuar el sufrimiento de decenas de miles de seres humanos, de hombres, mujeres y niños.Maritza, Adis y las otras enfermeras cubanas que vimos salir presurosamente hacia Haití enaltecen su profesión y el ideal con el que igualmente la Nightingale y 38 de sus compañeras llegaron en 1854 aEstambul, Turquía, cuando la guerra de Crimea, para asistir a los heridos y cómo por ese esfuerzo y esa entrega desinteresada en pro del ser humano, la mortalidad entre los enfermos y los heridos seredujo en gran medida.
Cuado seis años después finalizó la guerra, Florence recolectó fondos como tributo a sus servicios y con estos fundó la Escuela y Hogar para Enfermeras Nightingale en el HospitalSt. Thomas de Londres, acción que la historia recoge como el inicio de la formación profesional en el campo de la enfermería.
Un día como hoy, pero de 1820, nació Nightingale en Florencia, Italia, deahí que hoy el mundo celebra la efemérides como el Día de la Enfermería, un reconocimiento muy justo a quien tanto aportó a la evolución de una profesión tan consagrada a sanar las heridas del ser...