DÍA DE MUERTOS
ORGANIZADORES: KARLA LAVALLE, MA. ÁNGELES ESQUIVEL, JAVIER LAVALLE Y RAYMUNDO LAVALLE
Somos mortales,
todos habremos de irnos,
todos habremos de morir en la tierra…
Como una pintura,
todos nos iremos borrando.
Como una flor,
nos iremos secando
aquí sobre la tierra…
Meditarlo, señores águilas y tigres,
aunque fueses de jade,
aunque fueses de oro,
también allá irán
allugar de los descansos.
Tendremos que despertar,
nadie habrá de quedar.
Poema del rey y poeta Netzahualcóyotl (1391-1472)
ORIGEN DE LA TRADICIÓN DE DÍA DE MUERTOS
En México, ya existía esta celebración desde al menos hace 1800 años A.C. En el mundo prehispánico era de gran importancia celebrar a sus muertos y esto conllevaba a realizar rituales según la muerte que haya tenido eldifunto, ya que, tenían la idea de que los rumbos destinados a las almas de los muertos, estaban determinados por el tipo de muerte que habían tenido, y no por su comportamiento en la vida según la creencia católica.
Tenían dos formas de tratar los cuerpos, por cremación (que era para la población en general) y el entierro (que era para los guerreros, los nobles y mujeres muertas en el parto).Los Tlaxcaltecas pensaban que las almas de los nobles se convertían en nubes, en niebla, en pájaros de hermosas plumas, o en piedras preciosas, y que la gente común se tronaba en comadrejas, en escarabajos, en zorrillos y en otros animales feos.
Los ancianos eran los encargados de los preparativos para sepultar a los muertos. Tomaban el cadáver, le encogían las piernas, lo envolvían en unsudario y lo amarraban fuertemente. Cortaban papeles de diferentes formas y unos se los ponían al difunto, y otros representaban diferentes objetos. Derramaban un poco de agua sobre la cabeza, y le decían: “ESTA ES DE LA QUE GOZASTE ESTANDO EN EL MUNDO (ponían un jarrito con agua, y le decían) “E AQUÍ CON QUE HAS DE CAMINAR”.
Quemaban el cadáver junto con la ropa y objetos del difunto y un Perrobermejo atado por el pescuezo con hilo de algodón rojo (sacrificado previamente). Sobre la camisa del cadáver y objetos vertían un poco de agua, diciendo “LAVESE EL DIFUNTO”. Depositaban después las cenizas en una olla o jarro con Chalchihuitl (esmeralda), o una piedra de menos valor, llamada Texoxocotli, según la calidad del individuo, la cual la tenían como corazón, y las enterraban en un hoyoredondo. Las cenizas; se creía que el alma permanecía en las cenizas cuatro años, al final se separaba e iba a su habitación final.
Los Nahoas asignaban tres lugares para el descanso de las ánimas, donde gozaban de premios o recompensas.
El Tlalocan o paraíso de Tláloc, dios de la lluvia. A este sitio se dirigían aquellos que morían en circunstancias relacionadas con el agua: los ahogados, losque morían por efecto de un rayo, los que morían por enfermedades como la gota o la hidropesía, la sarna o las bubas, así como también los niños sacrificados al dios. El Tlalocan era un lugar de reposo y de abundancia. Los muertos predestinados a Tláloc se enterraban, como las semillas, para germinar.
El Omeyocan, paraíso del sol, presidido por Huitzilopochtli, el dios de la guerra. A este lugarllegaban sólo los muertos en combate, los cautivos que se sacrificaban y las mujeres que morían en el parto. Estas mujeres eran comparadas a los guerreros, ya que habían librado una gran batalla, la de parir, y se les enterraba en el patio del palacio, para que acompañaran al sol desde el cenit hasta su ocultamiento por el poniente. Su muerte provocaba tristeza y también alegría, ya que, gracias asu valentía, el sol las llevaba como compañeras. Habitar el Omeyocan era un privilegio y un lugar de gozo permanente, en el que se festejaba al sol y se le acompañaba con música, cantos y bailes. Los muertos que iban al Omeyocan, después de cuatro años, volvían al mundo, convertidos en aves de plumas multicolores y hermosas.
Destinado a quienes morían de muerte natural. Este lugar era habitado...
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