dadada

Num. 157.

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CORREO DE
DEL

MIÉRCOLES

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Discurso sobre hacer útiles y buenos los teatros , y los cómicos , en lo
moral y en lo político.
lío consiste la felicidad de los estados en solo los asuntos grandes; estos por su misma naturaleza , y por
las resultas que previenen , ocupan seriamente la atención de los Magistrados,
se examinan con reflexión , se tratan
con pulso , seresuelven con maduro
consejo , y asi producen regularmente
los buenos efectos que se desean. Los
asuntos que parecen tribiales > y aun comunes, merecen también el cuidado del
gobierno , y suele depender de ellos no
menas que de lo« otros ., la felicidad
pública , ó por ser fieqüentes , ó polio que inflayen en el trato civil de las
gentes ó por otras razones , y componienJoiC un estado decosas grande»
y pcqu que carecen de mas
nociones que las que en e'l aprenden?
jquanto el de aquellos en quienes la sátira , ó mofa de la escena hará mas impresión para su escarmiento , que las
•yc'icmentes exórtaciones de los pulpitos
de las que acaso I.uycn temerosos? ^quánto el de los r¡ne embebidos en el amable aspecto de las acciones piadosas y
nobles , y horrorizados de las contrarias,tei:tiran siempre un despertador para su
conducta i Si en estos términos el teatro arreglado , y corregido es útil y
conveniente , será también un principio
de buen gobierno el protegerle y fomentarle ; porque no estando el mal en
el teatro, sino en el abuso que de el
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se hace , y siendo justo mantener al público sus diversiones , cuya prjctica estáautorizada con la mas antigua costumbre de todos los Re y nos del mundo,
será una finísima politica cortar los excesos que se pueden cometer , y hacer
instructiva la diversión..
Asi se practica en los Seminariosmas respetables de la educación de la
nobleza , donde por pasatiempo honesto , y desahogo de los estudios se hace
uso del teatro , y aun entra allí pa»te
de la enseñan.¿a , porque alienta áhablar en público ; á presentarse bien , i
revestirse de los efectos que corresponde,
á amar la buena poesía , y conocer el
mérito de las obras dramáticas. Es verdad que no so podrá conseguir todo
esto de el común de las gentes j mas
se lograrán unas cosas en unos , y otras
en otros ; y en todos desde luego que
se diviertan con decoro , y con uti^
Itdad.
Ya en España en estos últimos 9ñosse empezó á tratar este punto ; pero
se quedó como en embrión por ciertas
incidencias que no tienen conexión alguna con este escrito : razón será que
se entre desde l^cgo á llevar i efecto
aquellas buenas ideas , hasta dejarlas
perfeccionadas. Abrir un camino para
su logro , es todo el designio de este
discurso , no para que se siga como
se produce , pues fuera notable temeridad ypresunción, sino para que tomando lo que fuese oportuno , y añ«diendo lo que se creyese mas adaptable , logre U nación además de las
utilidades que van indicadas, la gloria
de que las demás ( que piensan tener ya
sus teatros con toda la policía de que
son susceptibles ) la imiten en llevarlos
á su mayor perfección. Todo el pcnsatnicnto se reduce pues á dos palabras:
EUENAS COMEDIAS. BUENOS CQMÍCOS ;para que de ambas lasultc un
buen teatro.
BUENAS
COMEDIAS.
No se halla nuestro teatro en aquel
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deplorable estado de disolución que obli- Y adorno. A este modo se puJIera hagó i los Lacedemonios á prohibir las cer con nuestros teatros : en cada pacomedias , y las obras de Archito por rage donde le hubiese debería ponerse
que no se inficionasen los jóvenes, (4) un Director conamplias facultades, par»
ni con unos farsantes como aquellos de que no permitiese otras representaciones
quienes opinó Platón ( O debían echar- que las que estuvieren aprobadas. Este
se de la Ciudad ; mas no por eso está Director cuidarla también de la concorregido en lo moral ni en lo polí- ducta de los cómicos , como Juez intico : no se hablav,í de lo primero por mediato de todos ellos ,...