Dafaf
—No, Manuel. Todavía puedes conservar tu lupa, los recortes de periódico, los carteles de las obras de teatro y el poema inconclusoque ahora Sandra podrá escuchar de ti, completo. Ojalá que la guerra termine antes de diciembre para que puedas regresar a San Jacinto y pases tu cumpleaños junto a ella.Seguro que hace esa tarta que tanto te gusta, con nueces, almendras…Manuel se quedó sorprendido y encantado a la vez. Se sintió reconfortado, como si estuviera en casa,junto a alguien que lo conocía desde siempre. Y quizá por eso , sin darse cuenta, sus ojos la contemplaron al igual que se mira a una madre, despertando en Carmela unasensación de bienestar desconocida para ella. A partir de ahí, le nació conversar con cada uno de los pacientes que estaban a su cargo. Ellos, al sentirse escuchados y enconsecuencia queridos, fueron contándole sus pesares e ilusiones, que Carmela recordaba hasta con los más insignificantes detalles y principalmente, con una exquisitasensibilidad, desarrollando un lazo emocional profundo: los soldados la adoptaron como madre —sobrevalorada por la lejanía de la propia— y ella como a los hijos que nuncapudo criar. La sensación de bienestar se había transformado en una felicidad desmesurada, que terminó por desbordarla.Despedida en tiempos de paz (fagmento)
Otras palabras Rafael R Varcárcel
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