Dama de las camelias

Capitulo XI
Margarita: –Venga
*Se quitó el sombrero y el abrigo de terciopelo y los arrojó sobre la cama; luego se dejó caer en un gran sillón, al lado del fuego, que mandaba encender hastaprincipios de verano, y me dijo, mientras jugueteaba con la cadena de su reloj*
Margarita: –Bueno, ¿y qué me cuenta, que ha hecho?
Armando–Nada, sino que me he equivocado viniendo esta noche.Margarita– ¿Por qué?
Armando–Porque parece usted ocupada y sin duda estoy estorbando.
Margarita- No estorba usted; sólo que estoy un poco enferma, me he sentido indispuesta, no he dormido y tengo un dolor decabeza horrible.
Armando – ¿Quiere que me vaya para dejarla descansar?
Margarita– ¡Oh!, puede usted quedarse; si quiero acostarme, no tengo inconveniente en acostarme delante de usted.
*En aquelmomento llamaron.*
Margarita– ¿Quién viene ahora?
*Unos instantes después volvieron a llamar.*
Margarita- Por lo visto no hay nadie para abrir; voy a tener que abrir yo misma –Espere aquí.
Conde –¿Cómo se encuentra esta noche? –dijo.
Margarita–Mal ––respondió secamente
Conde– ¿La molesto?
Margarita–Quizá.
Conde– ¡Que mal me recibe! Pero, querida Margarita, ¿qué le he hecho yo?Margarita–Querido amigo, no me ha hecho usted nada. Estoy enferma y tengo que acostarme, así que hágame el favor de marcharse. No me interesa usted, ¿está entendido? Adiós. Mire, ahí vuelve Nanine; ella loalumbrará. Buenas noches.
Armando- ¿Volveré a verte?
Margarita- Te escribiré una carta, mañana en la noche nos veremos.
Capitulo XII
Margarita–Buenas noches.
Armando–Buenas noches.Margarita–Siéntese.
Armando–No quisiera quitar el sitio a nadie. ¿No va a volver el conde de G...?
Margarita–Sí, lo he mandado a comprar unas cosas para que pudiéramos hablar. La señora Duvernoy está en el secreto.Duvernoy–Sí, hijos, pero no os preocupes, que no diré nada.
Margarita– ¿Qué le pasa?
Armando–No me siento muy bien.
Margarita--Entonces será mejor que vaya a descansar
Armando– ¿Adónde?...