Dama Pobreza, Ramón Ma Tenreiro

DAMA POBREZA
(UN MILAGRO DE SAN FANCISCO)
NOVELA


PRIMERA CONSIDERACIÓN

Hemos de considerar devotamente San Francisco siendo de edad de cuarenta y tres años, por inspiración divina, se traslado con Fray León al monte Albernia, que años antes le había hecho donación el conde Orlando dei Cattani, para celebrar la asunción de nuestra Señora y ayunar una Cuaresma en honor del Arcángel SanMiguel.

El Albernia fue su monte Tabor. Una nueva primavera de flores broto no bien San Francisco posaba en ellos sus plantas. Silvestres avecillas, en el primer descanso que hicieron los frailes acudieron con gracioso revoloteos y alegres y claros trino. Con maravilla del bendito Hermano León, único a quien le era permitido acercarse al retiro de San Francisco, el sant se sumía a cada pasoen éxtasis y arrobamientos, y más de una vez aquel fiel confidente lo vio y le oyó pronunciar enajenadas palabras de mucho misterio y significación. El criador hablaba con él, envuelto en una llama. Ángeles del cielo, hacianle pregustar la música perennal del Paraíso. Eran de tal calidad las espirituales criaturas qu descendían sobre la montaña para comerciar con l pobrecillo que, con asombro yespanto de los pastores y aldeanos, los peñascos del Albernia arrojaban de si llamas y destellos y semejaba cráter de volcán su cima.
Mas en la fiesta de la cruz de septiembre, en pleno día, un serafín clavado en una cruz, bajo velocísima hasta Francisco, y tocándole manos, pies y costado con las puras llama de sus alas, le dejo para siempre impresas las llagas del señor.
Desde aquella hora,Francisco sufrió sin cesar en su cuerpo los dolores de la agonía de Jesús, que desde muchos años atrás venían dilacerándole el alma, desde aquella hora fue también en lo físico la más perfecta imagen del Salvador del mundo.
Logrado esta conformidad suprema con el crucificad, y pasada la conmemoración de San Miguel, el Pobrecillo quiso abandonar sus queridas soledades, donde tan gloriosos misterios sehabían operado. Dejando a los otros frailes en las cabañas que habían habitado, el Hermano León por única compañía, San Francisco comenzó a bajar del Monte Albernia para trasladarse a la Umbría. Aunque Fray León había puesto su ingenio para hacer unas sandalias con las que el estigmatizado pudiera caminar, era tal el dolor que le producían las llagas que necesitaron el día entero para bajar alllano.
Cuando llegaron a la primera aldea. San Francisco, agotado, se dejo caer sobre un tosco banco de piedra. Dejándolo que descansa, Fray León fue por la aldea n busca de un labriego que quisiera prestarle su asno.
No mucho después apareció otra vez Fray León, seguido por un labrador anciano, del cual, inmóvil y silencioso junto al fraile, contemplo largo tiempo la abrumada figura del peregrino.Aún en aquella hora de agotamiento, ardían como brasas los ojos brillantísimo y se entreabría en inefable sonrisa de bondad con finos labios.
- ¿Con que tú –acabo diciendo el labriego-, con que tú eres ese Francisco de quien tantas maravillas cuenta la gente? Pues ya puedes tener buen cuidado de ser tan bueno como todos creen, porque de tu alma dependen muchas otras y a muchos harás pecar cayendotú en pecado.
Y San Francisco, lleno de humildad, fue a echarse a los pies del aldeano, queriendo abrazar sus rodillas. El hermano León y el campesino pugnaban por alzarlo.
- No me levantare –dijo Francisco- hasta que haya besado los pies de quien supo decirme tales palabras.
Ya entonces había llegado un recio zagalón que conducía un enalbardado borriquillo. Acercóse a el San Francisco,béselo entre las dos orejas sobre la peluda frente…
- Hermano asno – le dijo-, de todas las criaturas de Dios no hay ninguna que sea para mi más querido que tu. Como fraile menor, en vez de la riqueza quisiste vestir unos humildes hábitos grises, no vives en el esplendor de los palacios, sino en las chozas de los miserables…Pero vengo comparándote con mis frailes, y tu eres más que ellos, ya que...