David la television
La proximidad es otra de las emociones televisivas:los presentadores, los cronistas y los especialistas repetían sus nombres de pila –“María”, “Rosario”, “Julio”, “Guillermo”– y revelaban cómo se sentían ante algunas noticias. A veces, como en unaentrevista a Martín Lousteau en Visión 7, en la que el ministro de Economía nombró a la presentadora, resultó contraproducente. “La familiaridad, sobre todo cuando se suma a una pregunta complaciente, esdevastadora para la credibilidad periodística”, interpretó Muiño.
La emoción se aplicó por igual al homicidio y a las retenciones móviles. Desde el estudio de Telefe Noticias le preguntaron alenviado a Rosario: “Alberto, ¿cuál es la sensación en la cuna de la bandera?”. El cronista respondió que había “desazón y tristeza” y entrevistó a un hombre que sentía “lástima y odio”, y que hizocuentas inexactas (perdió la mitad de la cosecha por el clima y dijo “la otra mitad se la lleva Cristina”, cuando el porcentaje de retención se aplicaría sólo sobre la mitad cosechable) pero lloró y dio asíun fin de nota.
Otro clásico del sentimiento televisivo son los bajos instintos contra las mujeres. Merecieron un título cuando las violaron y/o mataron (la adolescente Mara Mateu en Santa...
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