De amoris ictus
(Sobre el amor herido)
¿Por qué el hombre ama, quiere, desea, anhela? ¿Por qué busca alcanzar algo que muchas veces está en oposición a lo “pretenciosamente” posible? Preguntas que no son de fácil respuesta. Sin embargo me daré a la tarea de reflexionar sobre alguna de ellas o por lo menos en parte. Para eso tomaré algunas frases del Principito de Saint-Exupéry desdedonde iré desarrollando algunos pensamientos sobre esta dimensión tan profunda del hombre, el amor, y que por distintos agentes, externos e internos, sufre laceraciones que lo hacen insoportable, insostenible, pero que le son necesarias para sentir la existencia plena en el tiempo y espacio que se le da.
Querer un cordero es prueba de que se existe
El deseo en su forma más primaria esla razón que nos indica que somos. Que existimos. Por alguna razón este deseo es el impulso dinámico que nos mueve. Nos anima. En un plano lleno de matices, re-significa-mos este deseo y lo llamamos amor. Ahora decimos entonces: “el amor es patencia de la existencia”. Existo porque amo. No en el sentido de lo puramente erótico estudiado y exaltado desde la filosofía griega platónica hasta nuestroscercanos y acuciantes días, sino como misterio, inefable e infinito en la realidad humana.
El hombre sumergido en este misterio, más de una vez llega a cometer locuras, desmesuras y estulticias de las más originales y creativas (acordes a la condición de tales, que las cometen). Es una dimensión que está presente en nuestra historia desde antes de la manzana de Adán y Eva. Lo paradójicoy a la vez fascinante de este misterio, es que no se puede llamar hombre aquel que por lo menos no ha pasado, aunque sea una sola vez, por el umbral del conocido semidios.
Quienes pensamos. Cabría aclarar la frase del poeta: “quien pensó en lo más profundo, ama lo más vivo”. Quienes pensamos lo más profundo, sabemos la grandeza del don recibido, haber sido arrojados a la existencia, no lopodemos sólo llamar moneda corriente. Sino que está en el orden de lo Sagrado.
Sin embargo es necesario no solo mirar el amor con ojos benevolentes y piadosos, similares a los del joven novicio extasiado por lo trascendente, sino que es muy importante detenerse a mirar los hechos concretos como se van dando. Crudos, vivos, dolorosos, finitos, posibles, los cuales, más de una vez nopodemos reflexionar. Quizás por las conocidas razones del corazón, esas que son fuertes y tiranas, y que irrumpen en el acontecer cotidiano cambiando lo providente en angustiante.
En definitiva querer algo es prueba concreta de que se existe. ¡Qué bueno es querer! Sin embargo también sabemos la dificultad que presenta la escala jerárquica de la vida que nos circunda. Desde Aristóteles hastaHegel, las jerarquías se han ido definiendo y estructurando preponderante en la historia de la humanidad. Ya no se puede querer, amar, desear de una sola manera. Sino que estamos rodeados de escalas que entre el negro y el blanco nos dibujan una realidad gris. Esta escala cromática nos pone en situación de conflicto constante. Siempre tenemos que decidir: cómo, a quién, a qué, de qué forma, porcuánto tiempo, voy a dar amor. Sin embargo a esto se suma nuestra limitación de no poder expresar de forma clara y plena ¿cómo es que deseamos?
Es decir, en lo idílico, en el lugar de la sola imaginación, todo es perfecto. Pero en la realidad concreta y práctica, esto se desdibuja y nos muestra lo terrible y maravilloso del hombre. Su límite.
¿Qué difícil es llegar al corazón delotro? ¿Qué difícil expresar aquello que sentimos? ¿Cómo no confundirnos?. Pero ¿cómo es que sentimos? ¿en qué momento empiezan a pasarnos estas cosas?
Pero las semillas son invisibles;
duermen en el secreto de la tierra,
hasta que un buen día una de ellas
tiene la fantasía de despertarse.
Necio quien piensa para sí, de esta agua no he de beber, ¿has tenido sed?
Cuando...
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