de atar

INTRODUCCIÓN

La obra artística como discurso susceptible de reconstrucción es el paralelo analítico de la expresión estética. Los instrumentos de la Razón inciden en la obra buscando unos metalogismos (paralógica) que expliquen, den sentido, obren como reestructuración en discurso lógico de lo que es primera, y a veces exclusivamente, una impresión emocional; un paralogos que dé a luz lo queoculta la expresión primera e inmediata de la obra. Que esto es dable en cualquier obra de arte es afirmación baladí. Pero que es más palmario y evidente en las producciones plásticas debe resaltarse aquí (también en la música instrumental y en toda obra que no vaya acompañada o esté constituida de palabras) porque si bien el título es indicativo, no debiera ser la prescripción del sentido ysignificado de la obra. Comúnmente (y más desde la fractura que Goya supone) se tiende a evidenciar el significado como símbolo. De este modo queda la representación, su significado y lo que simboliza. Pero esto es ya un primer paradiscurso. Una concepción de la obra total implica una sensibilidad sin prejuicios y una percepción inmediata, una inteligencia que asuma en un primer golpe de vista laplenitud sin cuestionarse ni reflexionar, una sensibilidad holística, universal, que sepa expresar sin razonamientos una vez haya perdido de vista el estímulo, las sugerencias, las impresiones, el orden de lo que la obra ha dejado en el sentimiento y en la imaginación. Así concebido, el Arte pasa del conductismo racionalista (¿qué dice este cuadro?) a la explosión estética (¡qué cuadro!) más modestapero más ¿auténtica? Y luego a la remoción efectiva por la vía sensualista. De esta manera tan pobre (los pobres filosofamos como pobres) e ingenua, el grabado de Goya “El sueño de la razón produce monstruos” me induce a sentirlo de la siguiente expresión: (no original, puesto que, interpretado, ya ha sido dicho de relevancia en términos parecidos)
El “ensueño” de la Razón produce monstruos. LaRazón que se ensueña es productora de monstruosidades. Que la Razón se sueñe no es nuevo, lleva haciéndolo positivamente desde Descartes y en modos más ladinos y subrepticios, desde Parménides. El Mundo Occidental, su discurso oficial y sus producciones más altaneras y altavoces, ha enseñoreado a la Razón como deidad en cuyo altar han sido permanentemente inmolados el Sentir y el Decir, el Hacer,la Estética Transintestinal, la Dinámica Corporal y la Esencialidad, la Verdad y la Vida, Amor y Libertad, amén de otros crímenes menores como los que se cometen contra la Locura y el Vino, la Materia y la Animalidad y una larga retahíla de etcéteras que sería interesante señalar pero que omitiremos por brevedad. Y todos ellos en pos de una harpía que se alimenta de la sangre y la vida de susseguidores. Deificar, enseñorear, elevar a la Razón (¿todos tenemos claro de qué hablamos cuando hablamos de Razón?) por encima de todas las potencias del Ánima (ignoramos que “ánima”, “animal” y “animar” tienen la misma raíz) tiene un propósito: lograr un instrumento válido para la capturación y puesta al servicio de la Humanidad del Ser. El SER, motor móvil, dador del ser a los seres, movimiento ensí y para los otros, Él, que Es. Inasible, escurridizo, hábil para la argucia y la estratagema, en la Historia del pensamiento (occidental o no, aquí da lo mismo) su aprehensión (que significa captura; aprehender, aprender que es lo mismo es apresar) es el objetivo primero de todo razonamiento en cuanto a tal. Pensar es pensar el Ser. Si puedo pensarlo puedo imaginarlo preso. Si puedo apresarlopuedo ponerlo a mi servicio y, si puede servirme, ¡ah! ¡Victoria! El Poder, la Gloria y la Inmortalidad, objetivos primeros y últimos de la entera Humanidad. Porque, ¿quién no desea el Poder? ¿Quién no aspira a ser Inmortal? Y la Gloria, la Apoteosis, la más alta expresión del Ser (la DIVINIDAD) ¿quién no la quiere? Todos los humanos aspiran oscura y secretamente (algunos con publicidad, es cierto)...