De Cabinda A Cunene...

1
EMILIO COMAS PARET
DE CABINDA
A CUNENE...
2
Edición: Pedro de Oraá
Diseño: Héctor Villaverde
Corrección: Tamara Torres
Cubierta: Alfredo Rostgaard
Emilio Comas Paret. 1983
Sobre la presente edición:
Ediciones Unión, 1983
Impreso en el Establecimiento
Mario Reguera Gómez en junio
de 1983, Año del XXX Aniversario
del Moncada, Ciudad de La Habana
Unión de Escritores y Artistas deCuba,
17 y H, El Vedado, Ciudad de La Habana
3
A mis compañeros caídos.
A los que aún pueden contar la historia.
4
DIARIO I
Día 18, a las 12:06 a.m. zarpamos. Dormimos. Por la mañana cruzamos
Caibarién. Un poco de nostalgia. Luego seguimos bordeando Cuba. Al otro
día vimos las montañas de Jamaica, por la noche las luces de Santo Domingo.
Tan cerca que se veían los autos. El mar ha estadoalgo picado. Yo estoy bien
del mareo. El grupo en general está bien.
El mar es impresionante de día y más impresionante de noche. El gran
problema hasta ahora es hacer mis necesidades, hay muy poca intimidad. Con
Lázaro el trovador hicimos un grupo de descarga y actuamos en las bodegas.
Yo leo cuentos y poemas.
Tengo muchos deseos de llegar. Me parece que todo será una experiencia
tremenday que los malos ratos ya quedaron atrás, cuando el entrenamiento.
Hoy tuvimos la visita de un crucero yanki que hizo algunas maniobras por la
popa. La disposición general fue buena pesar del peligro.
5
Debí traer unos poemas, pero se me olvidaron con el apuro y ahora tengo que
improvisarlos. Ya hemos tenido que adelantar los relojes dos horas.
Ayer actuó el grupo. Quedó bien todo.
Casitodas las noches sueño con Cuba, con los míos. Despierto bien. No me
alteran los sueños. Estoy contento y confiado.
Haría falta bañarse hoy. Oímos Radio Habana Cuba. Es interesante aquí saber
de Cuba. Pienso cómo será África. En general estamos locos por llegar.
Cecilio se impresiona un poco por el mar. Mañana sábado llegamos al
ecuador. Dicen que los marinos hacen fiesta cuando cruzan elecuador. Deja
ver qué pasa.
Arreglé la mochila y me quedó bien. Ya es el onceno día de viaje.
Anoche hice guardia en el puente de mando.
6
De cuando un hombre tuvo demasiados años
¿Qué te pasa viejo?
La voz salió desde el hombre dentro de un sudoroso uniforme verde olivo.
El espigón del puerto era pequeño para el constante ajetrear. Largas colas de
mochilas y soldados vestidos de civil avanzabanen busca de un emparedado o
del refresco o de aquel trago de café que daban en un cucurucho demasiado
pequeño.
Otros, llenas las manos de papeles, subían y bajaban la escalerilla del barco
con prisa, luego de entrar o salir de los yipis parqueados a un costado del
muelle.
El mar era azul como siempre ha sido el mar y su desganado movimiento
mostraba el transcurrir de un día normal, común,un día del mes de enero de
mil novecientos setenta y seis.
El hombre que había hablado se acercó a la fila y puso una mano en el hombro
del viejo.
7
El viejo era realmente viejo. Era de esos hombres que aún jóvenes, reciben los
años con tan poca decisión que comienzan a colgarle del cuello halándolos
hacia la muerte. Pero a pesar de ello tenía una pasividad reflexiva que
comenzaba ainquietar a algunos compañeros del grupo y que lo hacía
aparentar como de más edad.
¿Qué te pasa viejo?
La pregunta se retorció en sus oídos obligándolo a levantar, aunque
lentamente, su cabeza.
Ante sí un hombre de unos cuarenta años, negro y con la decisión hundiéndole
la comisura de los labios, sonreía.
El viejo pensó en un momento en un intruso, loco por saber sus problemas, y
él que notenía por qué contarlos.
Iba a soltar una de las suyas que lo pondría a temblar, porque, ¿a quién le
interesaban sus dificultades? Ya había pensado contárselas al Político, pero
era más grande el miedo a que le dijeran “rajao” que las preocupaciones que lo
hacían actuar con indecisión. No, no tenía por qué contarlas a nadie y menos
al tipo ese. Luego bajó la vista y lo miró de cuerpo entero:...