De continente a islote
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TRIBUNA: IGNACIO SOTELO
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De continente a islote
IGNACIO SOTELO 02/02/2005
Hace un par de semanas, ante un auditorio de profesores universitarios, se celebrÄ en la Residencia de Estudiantes una mesa redonda en la que tuve la insolencia de afirmar que la Universidad espaÅola no ha logrado superar lacontradicciÄn bÇsica que cierra el acceso a la modernidad. Por un lado, pretende vincular la investigaciÄn a la enseÅanza, convencida de que poco vale la enseÅanza del que no investiga, pero, por otro, el modelo de organizaciÄn y sobre todo una didÇctica, centrada en la lecciÄn magistral, la horita de clase, impide alcanzar el objetivo principal de la Universidad moderna: enseÅar a dudar. El monÄlogofrontal en que consiste la clase no sÄlo refuerza la pasividad del oyente, sino, mÇs grave, suprime el espacio para cuestionar y cuestionarse, que es, justamente, lo que caracteriza a la docencia que entronque con la investigaciÄn. La labor del profesor no radica en transmitir los conocimientos adquiridos, en el mejor de los casos en la investigaciÄn mÇs reciente, sino en enseÅar a preguntar,orientando el trabajo y promoviendo el desarrollo intelectual y cientÉfico de los alumnos, lo que Ñnicamente cabe en un diÇlogo personal. El lector informado podrÇ imaginar la indignaciÄn que una tesis, que rompÉa el marco dominante de referencia, provocÄ en la sala. Algunos entendieron mis palabras en el sentido de que en mi ignorancia me atrevÉa a poner en tela de juicio la investigaciÄn que se haceen nuestras universidades que, al tenor de lo que manifestaron dos decanos presentes, en cantidad y cualidad habrÉa mejorado mucho en los Ñltimos lustros. Sobre este extremo no estoy en condiciones de expresar una opiniÄn fundada, pero quiero pensar que algo habremos progresado en los 25 aÅos en que el paÉs ha crecido tanto. Mi tesis Ñnicamente pone Önfasis en que no cabe relaciÄn alguna entre lainvestigaciÄn, que eventualmente haga cada uno por su cuenta, y el tipo de enseÅanza que se imparte; mÇs aÑn, me atreverÉa a decir que la posiciÄn que se ocupa en la Universidad, incluidos reconocimiento y retribuciones, poco tiene que ver con la calidad de la investigaciÄn o de la docencia. Como es una cuestiÄn de la que apenas se habla, pero que en mi opiniÄn constituye un factor importante paradar cuenta de nuestro secular retraso cientÉfico y econÄmico, voy a intentar resumir en apretada sÉntesis lo que pienso al respecto. La Universidad medieval que se prolonga en algunos paÉses hasta finales del XVIII, en otros hasta mediados del XIX, en EspaÅa renace en el franquismo, y como tantas otras cosas de esta Öpoca hasta ahora se mantiene incÄlume, concibe el conocimiento como un todoestructurado que hay que transmitir tal como se ha recibido. La verdad revelada estÇ ahÉ con carÇcter definitivo, como lo estÇn los paradigmas literarios y filosÄficos heredados de la antigÜedad grecolatina. El saber se concibe como un continente sÄlido e indiscutible, que abarca desde la teologÉa tomista a la fÉsica de Newton, las matemÇticas o las ciencias histÄricas y naturales, que hay queaprender tal como estÇn establecidas. La lecciÄn -que significa lectura, tenÉa sentido antes de la invenciÄn de la imprenta- pretende transferir un saber seguro, reducido a lo esencial y de manera sistemÇtica, que el alumno tendrÉa simplemente que absorber. Desde esta concepciÄn cabe distinguir saberes relevantes -aquellos que en todo caso habrÉa que poseer- de los que se reputan prescindibles. Enconsecuencia, los exÇmenes consisten en exponer los conocimientos recibidos, sin aÅadir ni modificar nada. Basta con mostrar, sin que el tribunal detecte "lagunas" importantes, que se tiene una visiÄn completa de un continente bien acotado. Nos tropezamos asÉ con los dos elementos bÇsicos de lo que yo llamarÉa una comprensiÄn "continental" del saber. Por un lado, se clasifican los saberes, no ya en...
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