De Crisis Y Revoluciones
CRISIS ALIMENTARIA, REVOLUCIONES Y NEOCAMPESINISMO
PARADIGMAS DE REPUESTO PARA EL POSDESARROLLO RURAL
ARMADO BARTRA
Contra los augurios posmodernos sobre el fin de la historia, el siglo XXI arrancó en medio de una crisis sistémica múltiple y sacudido por fulgurantes revoluciones: unas en curso, otras triunfantes y otras más en fase constructiva. Ningún debate de tema socialpuede soslayar las grandes conmociones de nuestro tiempo. Empiezo por ahí esta reflexión sobre el futuro del campo y de los campesinos.
DE CRISIS Y REVOLUCIONES
L
a crisis que nos acosa es multidimensional pero unitaria. Cambio climático, astringencia energética, carestía alimentaria, libertinaje financiero, recesión económica, pandemias, descreimiento en la política convencional, necrosis deltejido social, migraciones multitudinarias, guerras… no sólo se entreveran, sino que tienen un origen común en la magna inversión civilizatoria por la que paulatinamente fuimos pasando de ser sociedades con mercados a ser una gran sociedad global para el mercado, un orden donde se pone precio a todo, inclusive al hombre, a la naturaleza y al dinero que no son mercancías en sentido estricto, puesno pueden producirse como tales.1 La crisis es de la cuenta corta y de la cuenta larga: evidencia el acabose del treintañero capitalismo canalla del fin de siglo, pero también el progresivo agotamiento del modo de producción capitalista y del propio orden urbano industrial. Enfrentamos un estrangulamiento coyuntural quizá manejable con reformas epidérmicas, pero que forma parte de una crisis mayorde carácter civilizatorio de la que saldremos con un drástico cambio de rumbo o no saldremos.
La presente debacle polifónica no es una crisis más en el curso de la modernización; es la crisis de la modernidad, es decir, del progreso, de la razón instrumental, de la fetichización del futuro, del providencialismo científico-tecnológico. Como el XX, el siglo XXI empieza con revolucionesperiféricas que en el primer decenio de la centuria tuvieron lugar en América del Sur y en la segunda se están extendiendo al norte de África y el Oriente Medio. Algunos de estos quiebres históricos son eventos políticos breves y deslumbrantes de destino aun incierto y otros desembocaron ya en persistentes procesos de renovación sociopolítica y económica. Pero de manera directa u oblicua unos y otros remitena las diversas fallas que conforman la debacle, con lo que la fractura estructural adquiere una dimensión subjetiva y deviene efectiva crisis histórica. Por la crisis sistémica, pero también por sus expresiones político-sociales, estamos en un fin de época. Después de la Segunda Guerra Mundial, el capitalismo regulado del Estado de bienestar tuvo también en el Tercer Mundo una fase incluyente yredistributiva, pues el desarrollo hacia adentro demandaba un
mínimo de servicios básicos a la población, cierta calificación de la mano de obra, expansión del mercado interno e impulso a reformas agrarias que propiciaran la integración subordinada de la agricultura a la industria. Esto terminó en el último tercio del pasado siglo con la generalización del extrovertido y excluyente modeloneoliberal que, entre otros estropicios como el desmantelamiento del Estado social, desenganchó de la economía a los pequeños y medianos productores agropecuarios abastecedores del mercado interno, alegando que no eran competitivos. No es casual que varios de los países con revoluciones en curso, algunas de las cuales impulsan la redistribución democrática de la tierra, hayan vivido en el pasadoreformas agrarias importantes que luego fueron revertidas. En Bolivia, durante los gobiernos de Paz Estensoro y Siles Zuazo, en los primeros años cincuenta del pasado siglo, el reparto agrario en el altiplano andino robusteció al campesinado y desfondó a la oligarquía terrateniente. Este proceso fue parcialmente revertido a partir de 1971 durante el primer gobierno de Hugo Bánzer. En Egipto, desde...
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