De expropiaciones y caza de brujas
Nuestra generación no se lamentará tanto
de los crímenes de los perversos, como del
estremecedor silencio de los bondadosos
(Martín Luther King)
En la tarde del 27 de febrero de 1933, hace poco mas de 78 años, un devastador e intencional incendio devoró el edificio del Reichstag (Parlamento alemán); suceso fundamental enel establecimiento de la Alemania nazi. También dio lugar -como ahora- a un proceso judicial que con el tiempo pasó a integrar el catálogo histórico de las farsas judiciales o “caza de brujas”. La investigación inicial acuso en esa oportunidad al comunista neerlandés Marinus Van Der Lubbe de haberlo perpetrado, dando lugar a un juicio que concluyó con su sentencia a muerte, ejecutada en 1934mediante guillotina, cuando contaba tan solo 24 años. 75 años después, esa sentencia era anulada. Pero ya millones de vidas se habían perdido.
Adolf Hitler, designado canciller desde enero de ese año, utilizó este siniestro para deshacerse de sus enemigos y apropiarse del poder absoluto haciéndolo ver como una conspiración. Tal es así que un día después animó al anciano presidente Paul von Hindenburg,so pretexto de “la protección del Estado y del pueblo alemán”, a firmar el Decreto del Incendio del Reichstag, que significó el estado de excepción, mayores poderes para él, el fin de la libertad de prensa y la derogación de la mayoría de las disposiciones de derechos fundamentales de la constitución de 1919 de la República de Weimar. El 5 de marzo siguiente se imponía en elecciones anticipadas,y lo demás es historia conocida.
El rojo vivo de esas llamas (“señal divina”, según él) simbolizó el final del sistema democrático alemán y de sus garantías constitucionales, dando paso a la instauración de un estado totalitario represivo y cruel.
Justo es reconocer, sin embargo, que la “caza de brujas” mediante procesos judiciales armados, no ha sido utilizado únicamente en los gobiernosde tipo autoritario, sino, también, por gobiernos democráticos y, en este sentido, muy conocidos son los promovidos por el senador Joseph McCarthy en Estados Unidos. Y aun hoy ellos son posibles dentro de un estado de derecho, por las presiones indebidas por parte del poder público o de grupos de poder hacia los jueces, que permiten generar escenarios para montar una farsa judicial.
Ahora bien,pretender relacionar aisladamente estos hechos con la megacausa de las expropiaciones –al margen de sus protagonistas y de sus ideologías-, podrá parecerle a algunos un exceso, aunque existan obvios puntos de contacto. En cualquier caso, acepto su reproche, aunque también me hago cargo de mis dudas. Cuando la democracia discute sus crisis no cabe pedir que ahorre palabras si de evitar el mal mayorse trata, y debe aceptarse su reclamo a la plaza pública para que diga sus cosas, preocupaciones y verdades históricas. En todo caso, mejor será pedir mañana disculpas si el hecho no pasa, que lamentarlo si ocurre. La madre de Hitler llevó al pequeño Adolfo al psiquiatra, quien recomendó que lo internase, pero ella se negó. ¿Imagínense cuanto se habría ahorrado la humanidad si lo hubiera internado?Estos procedimientos solo lo rechazan los autoritarios quienes buscan a las masas, porque ellos quieren el número para impresionar o intimidar. No quieren almas que simpaticen con ellos; antes bien, vasallos, instrumentos. Cuando no hablan consigo mismo se ponen una máscara y prefieren mentir que decir la verdad. Sus acólitos, allegados o funcionales no advierten que su individualidad no cuenta,porque se pierde y se confunde con el grupo que sirve únicamente a las consignas, la voluntad o el capricho del que manda.
Déjàvu, más bien es mi sensación cuando hilvano esos hechos, con otros que vienen a mi memoria y que han estado sucediendo desde que José Luis Gioja fue elegido gobernador de la provincia, dando paso a su constante política de perseguir a los abogados, haciéndonos aparecer...
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