de fútbol

Mi obsesión por el fútbol.
No siempre fui el mejor en algún deporte, y no me importó no serlo, por el contrario creo que es una gran forma para interactuar con mis amigos.
Tenía nueve años cuando pretendí jugar fútbol por primera vez. Era el deporte de moda entre los niños de mi edad y le pedí a mi hermano mayor que me enseñara un poco las técnicas para patear bien el balón, para darle masduro, porque creía que darle duro a la pelota era lo mas importante. Al menos esa era a la conclusión que había llegado en ese momento de la vida. Prevalecer y sobresalir en algo por encima los demás a pura fuerza.
“La fuerza es lo que define a los hombres”, se anunciaba en los corredores sociales y tal parece que mi hermano estaba de acuerdo pues me enseñó, primero a ser arquero de pelotas pateadascon mucha fuerza al estomago, a la espalda y a la cara, y luego a ser delantero, tratando de pasar por encima de él, como pudiera, para poder patear con fuerza el balón al fondo de la red.
El entrenamiento fue tan duro que me quedo claro, con golpes en todo mi cuerpo, que la única forma de jugar fútbol era la de patear lo mas duro que pudiera el balón hacia el arco del equipo contrario, o encaso de emergencia, para evitar que me dieran a mi, dirigirlo con igual ímpetu al cuerpo de mis oponentes.
Mi primer encuentro de fútbol seria en el colegio unos días después durante el recreo del medio día en la cancha de micro-fútbol de cemento rígido y áspero; templo de grandes justas en la que los mayores demostraban su poderío y conquistaban la gloria.
Ya lo tenia todo preparado. Estaba listopara demostrar, “con mi fuerza”, lo que era jugar fútbol de verdad. Tenis nuevos, camiseta corta de algodón blanca, pantaloneta de poliéster azul y mis fabulosas medias blancas de algodón,súper acolchadas, que permitirían mitigar los golpes fuertes que le daría al balón, tal como había practicado junto a mi hermano mayor.
La emoción era grande, el reto aun más. Seria la primera vez que jugaríamoslos de tercer grado. Era además la oportunidad para escoger al equipo “elite del curso”
para que lo representara en las próximas olimpiadas inter- salones del colegio unos meses después.
Salimos a la cancha, todos sonrientes, midiéndonos con la mirada. Pavoneabamos de lo buenos que éramos y que seriamos. Estábamos dispuestos y dotados para ganar el partido, para arrasar al rival. Eramospequeños hombres con el mundo por delante, sin limites, sin futuro y sin pasado. Absolutamente inocentes.
Yo jugaría de centro delantero. Era ágil y tenia fama de ser efectivo con mis pies ya que desde muy pequeño mostraba mis dotes de bailarín. Era además un gran reto porque los rumores decían que cierto jugador joven de Argentina era la estrella y jugaba en esa posición.
Estaba nervioso, claro, nosabia muy bien las reglas, como interactuar con mis compañeros de equipo, y no era para menos. Nunca habíamos interactuado de esta manera, o por lo menos yo no lo había.
Inicia el encuentro y todos éramos muy torpes, pero no importaba, el objetivo no era como jugáramos sino que incrustáramos el balón en la arquería contraria en mayor
número de veces que nuestros oponentes. Pases iban y veníanpero nunca oportunidades reales de asestar el preciado gol. Yo, mientras tanto, solo tenia un objetivo en mente, esperar en medio de la cancha cerca de la arquería contraria a que algún compañero me hiciera un pase para entonces darme la vuelta y patear lo mas duro que pudiera el balón hacia el arco contrario y así, el mundo conocido, me aceptaría como un miembro más de la camada de los hombres, delos grandes, de los fuertes.
El tan esperado pase llega a mi, y sin titubear giro mi cuerpo, coloco la pelota en un punto que me parecía adecuado para poder pegarle lo mas duro que pudiera y por fin vencer el arco contrario. Con un despliegue de grandeza absoluta corro detrás del balón, casi inmóvil sobre el asfalto gris, cuarteado por las grandes gestas que en tiempos inmemoriales (al menos...