De La Palabra Al Cuerpo

Hablar de la práctica docente implica, en nuestro caso, hablar también de Didáctica de la Historia. Pienso que la una es impensable sin la otra, ya que esta última posibilita que uno comience a pensarse en situación, a reflexionar sobre el rol del docente, sobre los procesos de enseñanza, de aprendizaje, se cuestione el “para qué” de la enseñanza de Historia, el “cómo”… y la verdad, se me hacemuy difícil imaginarme cómo habría sido mi primera experiencia en un aula del nivel medio, sin haber empezado a reflexionar previamente sobre lo que implica iniciarnos en la docencia.
En este sentido, las clases de los lunes resultaron fundamentales, en la medida que nos permitieron, de a poco, dejar de pensar como estudiantes para comenzar a pensar como docentes. Obviamente, esto no se logró deun día para el otro, sino que fue un proceso que nos llevó su tiempo… A través de los diferentes trabajos prácticos, pudimos aprender siempre algo distinto: la realización de un Curriculum Vitae como forma de presentación en el presente; un Curriculum Vitae como proyección a futuro, nos permitió, por un lado, ver que existen distintas formas de hacernos conocer frente a los demás; y por el otro, loheterogéneo que era nuestro grupo áulico y las distintas imágenes de futuro que tenemos –lo que nos hizo reflexionar sobre las aulas de los colegios y los pre-conceptos que podíamos llegar a tener al llegar a ellas-.
La reflexión que implicó la elaboración del cuadro a partir del análisis de nuestro Plan de Estudios -tomando en consideración las áreas disciplinares, los temas de preferencia,los temas de poco interés, los aspectos positivos y negativos de las clases, los trabajos prácticos y los parciales- nos acercó al reconocimiento de ciertas rutinas didácticas, lo que nos permitió comenzar a ser más críticos no sólo con el resto de los docentes sino también con nosotros mismos, con el “tipo” de docente que queremos ser, con aquello que queremos lograr en el aula y qué no, etc. Locual hubiese quedado plasmado de lleno si, en algún momento, se hubiese concretado la carta a la Escuela de Historia, lo cual no sucedió por falta de coordinación de los miembros a cargo de la misma.
A partir del segundo cuatrimestre, ya contábamos con los registros de observaciones de las clases, y aprendimos a realizar planificaciones o planes de tareas a través de la clase ideal y la clasereal, a partir de las cuales vimos que al momento de planificar una clase debemos tener en cuenta una variedad de factores: el programa de la asignatura, los materiales y recursos con los que se cuenta, el tiempo disponible, las condiciones psicológicas de los alumnos, las condiciones del espacio áulico, las realidades socio-económicas, los hábitos de trabajo y estudio, el perfil de la institución,los conocimientos previos de los alumnos, entre otros. Asimismo, pudimos entender para qué sirve una planificación y qué nos permite ver, es decir, se comprendió así que un plan de tareas permite ordenar y secuenciar contenidos, seleccionar el material con que se ha de trabajar, reflexionar sobre la práctica, cumplir un programa y una planificación anual, organizar el proceso didáctico en el tiempoy el espacio áulico, y finalmente, permite pensar estrategias de enseñanza. Y esto porque nos permite visualizar cuáles son los objetivos que persigue la enseñanza, el recorrido de enseñanza y aprendizaje con el grupo áulico, reflexionar/actualizar/mejorar el proceso de enseñanza, poder apreciar los alcances de la misma, nos permite diseñar distintas instancias de evaluación integral, comotambién nos permite ser críticos con nosotros mismos permanentemente.
También tuvimos la posibilidad de trabajar en Didáctica de la Historia a partir de nuestras planificaciones, a través, por ejemplo, del trabajo individual/grupal/individual, con el texto de Raths “Las operaciones del pensamiento”: a partir de él pudimos apreciar el valor de cada una de las operaciones de pensamiento, el propósito...