De la sífilis monoteísta a la democracia de papel
Adorábamos a la Luna, al Sol, a la serpiente, a la mata de plátano o a la de coca. A todo lo que nos fuera útil, ya fuera que alimentara el cuerpoo elevara el espíritu. Nuestras cosmogonías narraban que nacimos del agua, de los astros, de la selva. Comerciábamos mediante trueque con la tribu vecina o cuando se nos daba la gana devorábamos sucarne exquisita, matábamos a sus niños y ofrecíamos sus vírgenes como sacrificio para los dioses, o para nosotros mismos, sin el menor remordimiento. Fuimos capaces de la más precisa astronomía, de laperfecta orfebrería, de la viva alfarería, pero también supimos de la guerra, del saqueo, del asesinato espontáneo. Levantamos ciudades espléndidas que después arrasamos con violencia genocida. Fuimossublimes, caóticos; únicos, múltiples; pero no se vaya a creer que nuestra diversidad de extremos se reducía a lo binario. Al contrario, nuestra vida era rica en posibilidades, multicolor en loscontactos, plural en los pensamientos.
Pero llegaron los españoles y todo fue “uno”. Y con la unicidad, la dualidad en la apreciación del mundo: “bueno” o “malo”, “conmigo” o “contra mí”. Con ellosvinieron muchas enfermedades, pero de todas las que trajeron los delincuentes hispanos, quizás la peor fue una terrible mutación del Treponema Pallidum: el monoteísmo. Enfermedad crónica, infecciosa,que posteriormente fue transmitida de generación en generación hasta nuestros días, y cuya consecuencia más grave es una idea equivocada de democracia en blanco y negro que únicamente favorece a lasminorías en el poder o a los grupos excluyentes cercanos a él.
Desde la colonia, lo público y lo privado se fundieron bajo los preceptos del cristianismo. La sociedad se estructuró a partir de “dios”(¿con mayúscula?), lo que fue determinante para establecer no sólo un orden moral, sino también un orden político. Por eso, todo caserío o poblado durante este período se construía a partir del...
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