De la tarea de escribir
Páginas: 7 (1689 palabras)
Publicado: 8 de julio de 2013
Universidad de la Salle
Facultad de filosofía y humanidades
Seminario, diseño de proyectos en filosofía
Director: Ciro Páez
Germán David Bedoya Barahona
Código: 30061238
Informe de lectura,
“Primero leemos, después escribimos”
También en el pensar hay un tiempo de sembrar y un tiempo de cosechar.
Wittgenstein; Aforismos, cultura y valor [154]
Consideraría impertinente comenzarde alguna manera que no incluya en las primeras líneas la misma consideración que Richardson, en su texto y con enfatizada conmoción, destaca de R. W. Emerson: “los jóvenes dóciles (…) crecen en las bibliotecas creyendo que su obligación es aceptar las opiniones expresadas por Cicerón, por Locke, por Bacon, olvidando que Cicerón, Locke y Bacon eran tan sólo jóvenes en bibliotecas cuandoescribieron esos libros”. (Richardson; 2011: p.15) Y no es que considere ciertamente imposible otro destino a la presente reflexión, sin embargo, con este inicio Richardson expone una cuestión que muy a mi propio pesar resulta determinante; pertinente si se quiere, pero igual, angustiosa: la tremenda dificultad que para cualquier estudiante de filosofía, artes o literatura, representa la tareaarquitectónica de la identidad intelectual; sea esta de talente teórico o técnico siempre redundamos en los vicios de la repetición, que aunque legítima, no por ello deja de ser inauténtica.
Hay una azarosa tarea que demanda de cada uno cierto tempo, un compás en la marcha que armonice el ímpetu del propio deseo con las exigencias de la rigurosidad formal, sin que lo primero sea aplastado por lo segundo,para no aparecer, frente a las vanguardias intelectuales e interdisciplinares, como un fetichista académico; sin embargo, tampoco parece permisible que la vigorosidad personal socave los pies de arcilla de la tradición, evitando así, para el discurso y la propia vida, la censura de la ilegitimidad. ¿Qué hacer entonces? ¿Hay manera de saberlo? ¿Y si se encuentra el qué, sabremos cómo? Cómo no sentirque “(…) la vida se malgasta en la preparación necesaria para descubrir el verdadero camino, y morirnos justo en el momento en que acabamos de encontrarlo” (Richardson; 2011: pp.15-16).
Debes decir algo nuevo y sin embargo dices lo viejo. ¡Debes decir, desde luego, sólo algo viejo; y con todo algo nuevo! (…) También el poeta debe preguntarse una y otra vez: ¿Es lo que escribo realmente cierto?lo que –por supuesto- no debe significar: ¿sucede así en realidad? (Wittgenstein; 2007: pp. 89-90 [219])
De alguna manera Emerson rehabilita para sí, en su intimidad, la intensión emancipadora que Kant ya había expresado al interior del fulguroso espíritu ilustrado de los S. XVII y XVIII: ¡Sapere aude! Ten la valentía de servirte de tu inteligencia. Con el ánimo de exaltar la necesidad de laardua disciplina; el carácter valiente que permite a cada uno no sólo escuchar los propios pensamientos, sino también tomarlos en serio para no cercenar de tajo y violentamente cada luminoso destello de creatividad; cada hombre debería gestar su propia revolución, que por inconveniente o risible que parezca, puede ser el primer paso de una gran obra: la propia vida; la más grande épica quecualquier hombre puede escribir, aunque jamás llegue a ser leída.
Una persona, escribió Emerson, debe hacer su trabajo con las facultades de las que dispone hoy. Pero esas facultades son la acumulación de los días pasados. Ningún rival puede rivalizar con el pasado. Lo que uno ha aprendido y ha hecho es seguro y provechoso. Trabaja y aprende en los días malos, en los días afrentosos, en los días dedeudas y depresión y calamidad. Lucha mejor a la sombra de la nube de flechas. (Richardson; 2011: p. 17)
¡No temas decir tonterías! Pero debes escucharlas. (Wittgenstein; 2007: p.111 [322]) ¿De quién? de ti mismo primero. En la propia insensatez pueden estar las únicas palabras sabias que se digan en la vida. Las ideas resultan tan efímeras como aquellas cosas que nos figuran; atraparlas...
Facultad de filosofía y humanidades
Seminario, diseño de proyectos en filosofía
Director: Ciro Páez
Germán David Bedoya Barahona
Código: 30061238
Informe de lectura,
“Primero leemos, después escribimos”
También en el pensar hay un tiempo de sembrar y un tiempo de cosechar.
Wittgenstein; Aforismos, cultura y valor [154]
Consideraría impertinente comenzarde alguna manera que no incluya en las primeras líneas la misma consideración que Richardson, en su texto y con enfatizada conmoción, destaca de R. W. Emerson: “los jóvenes dóciles (…) crecen en las bibliotecas creyendo que su obligación es aceptar las opiniones expresadas por Cicerón, por Locke, por Bacon, olvidando que Cicerón, Locke y Bacon eran tan sólo jóvenes en bibliotecas cuandoescribieron esos libros”. (Richardson; 2011: p.15) Y no es que considere ciertamente imposible otro destino a la presente reflexión, sin embargo, con este inicio Richardson expone una cuestión que muy a mi propio pesar resulta determinante; pertinente si se quiere, pero igual, angustiosa: la tremenda dificultad que para cualquier estudiante de filosofía, artes o literatura, representa la tareaarquitectónica de la identidad intelectual; sea esta de talente teórico o técnico siempre redundamos en los vicios de la repetición, que aunque legítima, no por ello deja de ser inauténtica.
Hay una azarosa tarea que demanda de cada uno cierto tempo, un compás en la marcha que armonice el ímpetu del propio deseo con las exigencias de la rigurosidad formal, sin que lo primero sea aplastado por lo segundo,para no aparecer, frente a las vanguardias intelectuales e interdisciplinares, como un fetichista académico; sin embargo, tampoco parece permisible que la vigorosidad personal socave los pies de arcilla de la tradición, evitando así, para el discurso y la propia vida, la censura de la ilegitimidad. ¿Qué hacer entonces? ¿Hay manera de saberlo? ¿Y si se encuentra el qué, sabremos cómo? Cómo no sentirque “(…) la vida se malgasta en la preparación necesaria para descubrir el verdadero camino, y morirnos justo en el momento en que acabamos de encontrarlo” (Richardson; 2011: pp.15-16).
Debes decir algo nuevo y sin embargo dices lo viejo. ¡Debes decir, desde luego, sólo algo viejo; y con todo algo nuevo! (…) También el poeta debe preguntarse una y otra vez: ¿Es lo que escribo realmente cierto?lo que –por supuesto- no debe significar: ¿sucede así en realidad? (Wittgenstein; 2007: pp. 89-90 [219])
De alguna manera Emerson rehabilita para sí, en su intimidad, la intensión emancipadora que Kant ya había expresado al interior del fulguroso espíritu ilustrado de los S. XVII y XVIII: ¡Sapere aude! Ten la valentía de servirte de tu inteligencia. Con el ánimo de exaltar la necesidad de laardua disciplina; el carácter valiente que permite a cada uno no sólo escuchar los propios pensamientos, sino también tomarlos en serio para no cercenar de tajo y violentamente cada luminoso destello de creatividad; cada hombre debería gestar su propia revolución, que por inconveniente o risible que parezca, puede ser el primer paso de una gran obra: la propia vida; la más grande épica quecualquier hombre puede escribir, aunque jamás llegue a ser leída.
Una persona, escribió Emerson, debe hacer su trabajo con las facultades de las que dispone hoy. Pero esas facultades son la acumulación de los días pasados. Ningún rival puede rivalizar con el pasado. Lo que uno ha aprendido y ha hecho es seguro y provechoso. Trabaja y aprende en los días malos, en los días afrentosos, en los días dedeudas y depresión y calamidad. Lucha mejor a la sombra de la nube de flechas. (Richardson; 2011: p. 17)
¡No temas decir tonterías! Pero debes escucharlas. (Wittgenstein; 2007: p.111 [322]) ¿De quién? de ti mismo primero. En la propia insensatez pueden estar las únicas palabras sabias que se digan en la vida. Las ideas resultan tan efímeras como aquellas cosas que nos figuran; atraparlas...
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