de laalquimica ala quimica
—¡Simón! —gritó—, asomándose a la puerta ¡tráeme un tarro!—.
Después de sumergir la lamina al rojo en arena, beberse la mitad de la cerveza y paladearla, el herrero se limpió los bigotes y seestiró. Simón con regocijo reconoció de inmediato que las labores de la fragua quedaban suspendidas hasta el día siguiente; ahora, el herrero lo despacharía para pasarse lo que quedaba de la tarde leyendo con suma atención y discutiendo en voz baja con el despensero del convento unas hojas misteriosas, amarillentas y carcomidas. Simón, por su parte, podrá ir a gozar del espectáculo de la hoguera deSan Juan que para esa noche están organizando los estudiantes. Ni tardo ni perezoso, colgó su delantal de cuero en la percha de la entrada, pero no había dado un paso fuera cuando el herrero le ordenó:
—¡Antes de irte a holgazanear, ve al convento a decirle al hermano despensero que quiero hablar con él ahora mismo!
Simón, ¡por supuesto!, está enterado del contenido de las hojas, pues essu orgullo y su habilidad enterarse de cuanta cosa chismosa, escandalosa o misteriosa ocurre a su alrededor; y aunque no ve qué pueda haber de valioso o de político en el contenido de esas hojas, le inquieta el secreto que al respecto guarda su amo. Hoy mismo le preguntará a Leodegario, su cuñado, qué podrán ocultar. A Simón se le han pegado algunas palabras de alquimia de su jefe, que es unadepto, y de su cuñado, que es médico, y se da perfecta cuenta de que las hojas tratan de alquimia, pero la verdad es que no ve la razón de tanto misterio y tanta reunión secreta con el despensero. ¡Que si los cambios físicos son distintos de los químicos, que si el fuego es elemento o no! ¡Bah! ¿A quién haría rico saber eso? Por otra parte, no deja de ser interesante aclarar qué sean los elementosy qué los átomos. ¡Seguro que el despensero robó las hojas del convento! Pero, ¿y qué con ello? ¡No sería la primera ni la última vez que una cosa así ocurre. Pero algo, algo... se trae el herrero. Por el momento, piensa Simón, no hay más que hacer sino esperar el desarrollo de nuevos acontecimientos y buscar la oportunidad de que Leodegario les eche una mirada a esas hojas Con la tarde libre,podrá asomarse al patio de la universidad y ver el final de los festejos del primer día de clases, además, allí podrá encontrar a Leodegario y a Rosamunda y comentarles sobre los misteriosos escritos del herrero.
Detrás del cuarto donde está la fragua, el herrero ha arreglado dos vastos laboratorios, en el de más al fondo tiene su camastro y allí lee en voz alta las hojas que el despensero leha traído.
—Este manuscrito de Zenón es interesante, quienquiera que haya sido el desgraciado... pero no contiene nada que nos sirva directamente. ¡Ni dónde se va a comparar con este otro! Dices que es copia de un papiro del famoso Zózimo? ¡Hum...! Este sí que no se anda con teorías. Leámoslo de nuevo y repasemos con cuidado lo que tenemos que tener listo para hoy por la noche:
"Pulverizaoro y plomo tan finos como harina cada uno. Dos partes de plomo por una de oro, y habiéndolas mezclado, empástalas con goma de tragacanto. Se cubre el anillo de cobre con esta pasta y se calienta. Se repite varias veces hasta obtener el color. Finalmente, se lava con agua. Es difícil descubrir el fraude, pues la piedra de toque da la marca del verdadero oro.1[Nota 1]El calor consume al plomo perono así al oro."2[Nota 2]
—¿Has captado bien todo? —dijo el herrero echando una mirada de duda sobre el monje. Tendrás cuidado al hacer los calentamientos de colocar el atanor bien al fondo de la chimenea, porque el plomo, al consumirse, se fija en el gaznate y te puedes morir, y si no te mueres te vuelves más tonto de lo que ya eres. ¿Estás seguro de poder conseguir la goma de tragacanto?...
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